RECUPEREMOS LA COLONIZACIÓN SAN LORENZO

(Piura, 26 setiembre 2017)

Luis Gulman Checa

Teo Zavala, en la edición de “El Tiempo” del día de ayer, nos ofreció un amplio, preciso y pormenorizado informe sobre la situación, triste y lamentable, que atraviesa la que fuera modelo de colonización a nivel mundial. Entonces, siendo sabido que para planificar el futuro es fundamental revisar el pasado, antes de definir qué hacer debiéramos determinar el origen del colapso.

Es innegable y está más claro que el agua que el deterioro generalizado que presenta la infraestructura hidráulica de la colonización ha sido ocasionado por la absoluta falta de mantenimiento, es decir, el responsable de administrarla, la Junta de Usuarios, fue incapaz de cumplir su tarea limitándose a dejar que los colonos hicieran y deshicieran a su antojo,  demostrando que, in pectore, no la sentían como propia. Así, tras 30 años de abandono casi total,  el deterioro que muestra actualmente es consecuencia  de tan punible desidia.

Como, felizmente, las personas, a diferencia de los animales, han sido dotadas con el don del razonamiento; una saludable decisión  de los colonos, sólidamente representados por la Junta de Usuarios, sería - luego del examen de consciencia, reconocimiento del pecado perpetrado y el  firme propósito de enmienda - recurrir a las entidades financieras en busca de los recursos necesarios para reconstruir la infraestructura que echaron a perder.

Si ello no ocurriera por desidia de los colonos o por negativa de los Bancos, el Estado, como primera e inicial medida,  tendría que entrar a tallar quitándole la administración a la Junta de Usuarios y encargándosela a un ente público.

Sin embargo, tras tal medida, la infraestructura hidráulica continuaría deteriorada siendo imprescindible recuperarla invirtiendo una fuerte suma de dinero que, necesariamente, tiene que salir de algún lado, es decir, alguien tendría que asumir semejante gasto. ¿Quién o quiénes, cree usted, estimado lector, que debería asumirlo, todos los peruanos o únicamente los propios colonos, directos beneficiarios y responsables de la  destrucción de la infraestructura que ahora da pena y vergüenza?

Dejándonos de eufemismos, debemos aceptar que es necesario volver a construir la colonización tal y como, por ejemplo, sucederá con las edificaciones recientemente  devastadas en las islas del Caribe por los tremendos y destructores huracanes, siendo la única diferencia entre ambas calamidades que, mientras allá no hay responsables de carne y hueso salvo la madre naturaleza, acá sí los hay: los colonos.





Medidas que debiera adoptar el Estado:

·         Dividir el monto total invertido  en la reconstrucción entre el número  de hectáreas de la colonización, debiendo ser devuelto por cada una de ellas en un plazo de 10 años con un interés razonable.

·         Restituir y hacer respetar a rajatabla el módulo de riego original de 15,000 m3/Ha/año (si la naturaleza lo permitiera).

·         Fijar una tarifa real para el agua regulada, que sea suficiente para operar y mantener el sistema y, también, para que el Estado recupere la inversión origial.

Finalmente, de adoptarse las medidas propuestas, los grandes y principales  beneficiarios serían los propios colonos. ¿Por qué? Por cuanto, pagando el justiprecio por el agua (similar al de la gasolina que adquieren en los grifos o la carne en el mercado), le sacarían el jugo plantando cultivos de alta rentabilidad e idóneos para el suelo y clima de la colonización, convirtiéndose en prósperos y modernos empresarios del agro.