EL PERÚ: ¿PODRÁ SER VIABLE?
(Piura, 17 junio 2019)
Luis Gulman checa
Mientras continúen las reglas vigentes para
elegir autoridades - especialmente la
que obliga a votar bajo pena de multa pecuniaria - el país seguirá cuesta abajo, recorrido que
empezó a partir del Gobierno Revolucionario de la Fuerza Armada y que, con
algunos maquillajes pasajeros que despertaron esperanzas, ha seguido
recorriendo para nuestra vergüenza y desencanto.
Entre los maquillajes podemos considerar los
siguientes:
·
El
ajuste o sinceramiento de la política económica (AFF),
·
La
captura de la cúpula de Sendero Luminoso, la que, lamentable y fatalmente, no
se defendió a sangre y fuego, cayendo cual
corderitos (AFF),
·
La
inusitada alza del precio de los minerales en el mundo que permitió al país
mantener altas alzas de crecimiento por varios años (ATM y AGP);
·
¿La
clasificación a las finales del mundial de Rusia? (Gareca).
Sin embargo, el síntoma fatal, equivalente a
un ser humano atacado simultáneamente por el Cáncer, el Sida y el Ebola, es la
condición/situación de los varios expresidentes, la cual es innecesario pormenorizar
y, sin duda, ha hecho conocido al país
en el mundo entero como carcomido por la corrupción.
Ratificando que esta lacra, en la práctica,
está en nuestros genes, hasta para un ciego era evidente que el Perú venía
siendo saqueado por sus propios gobernantes sin que a la población,
mayoritariamente, se le alterara el pulso, es decir, demostraba su aceptación,
tan igual como se acomoda al cambio del clima, de estación en estación, o a la
oscuridad de la noche al ponerse el sol.
El colmo de la estupidez lo perpetró, ni más
ni menos, que la población de la capital del país eligiendo como alcalde a una
persona a la que, reconociéndolo como ladrón, arguyó hacía obra.
Felizmente, como siglos atrás apareció El
Mesías para iluminar nuestras vidas, así también, desde el Brasil, llegaron los
vientos ocasionados por el caso Lava Jato, desnudando y poniendo en la picota a
traidores y ladrones, de variado jaez y condición, obligándonos a reconocer lo
que por décadas nos habíamos resistido a reconocer:
Que la corrupción era
la lacra que nos mantenía jodidos.
Ante las evidencias llegadas a borbotones del
vecino país, se habría esperado que quienes fueron desnudados al quitarles los
disfraces de probos y abnegados, reconocieran sus culpas asumiendo las penas y
castigos correspondientes. Sin embargo, lejos de ello, estamos viendo cómo el antaño considerado “Primer Poder del
Estado”, el Congreso de la República, ha
devenido en una covacha donde se hace lo posible para detener o desnaturalizar
las investigaciones a cargo de magistrados que parecen venidos de Marte, ratificando
así que no se avizora en el futuro cercano un país limpio, sano y, por ende,
viable.
Si lo expresado se ajustara m/m a la realidad:
¿Quién y cómo podrá
salvarnos?