¿Y LOS HOSPITALES?

(Piura, 12 junio 2019)

Luis Gulman Checa

Fieles a nuestra costumbre de mirar únicamente lo inmediato, lo que nos lleva a vivir pasando de una crisis a otra, la actual, el síndrome de Guillain-Barré, atentando contra la salud y la vida de seres humanos, ha servido para poner en el tapete la muy deficiente atención hospitalaria en nuestro departamento.

Sin el ánimo de zaherir ni incordiar, sino con el propósito de hacernos reflexionar acerca de las razones que nos mantienen en un nivel de vida paupérrimo en comparación con el que deberíamos ostentar de acuerdo a las bienes y riquezas que la providencia puso a nuestra disposición; creo conveniente precisar/recordar algunos hechos ratificatorios que la plena responsabilidad de nuestros males/desgracias recae en nosotros mismos.

Me motiva un suelto publicado en la edición de “Perú.21” de la fecha, con foto incluida, de una declaración de nuestro exgobernador, Reynaldo Hilbck:

“Se dejaron de lado la construcción de hospitales”

Digresión:

Tratando de coadyuvar a mantener incólume nuestra maravillosa lengua, llamo la atención del atroz error de haber escrito dejaron en vez de dejó.

Analizando tal declaración y si mal no recuerdo, cuando RHG asumió el cargo, anunció la ejecución de m/m diez proyectos, hospitales entre ellos, a través del legítimo mecanismo de Inversiones Público Privadas, las cuales, como su nombre lo indica claramente, son sociedades entre el Estado e inversionistas privados para realizar obras públicas, es decir, en beneficio de la población.

Si Reynaldo se había fijado como uno de sus objetivos la construcción de dos hospitales, en Sullana y Piura y, concluido su mandato no solo no se había puesto ni la primera piedra de ninguno  sino que su construcción seguía siendo una entelequia y, además y para peor, tampoco logró concretar ni uno solo de sus compromisos adquiridas frente a la población; preguntémonos:

¿Quién, sino nosotros mismos, somos los responsables de los males y desgracias que nos asolan?

El primer y fundamental requisito para corregir nuestros errores es reconocerlos, es decir, aceptar que nos equivocamos y tomar la firme determinación de enmendar nuestro camino en el futuro - mismo Sacramento de la Confesión -, lo que  implica que nuestra existencia futura, y la de los nuestros,  será mejor.

 Reflexión final:

Si RHG, durante los cuatro años que duró su mandato fue incapaz de  poner en marcha la construcción de los hospitales, ¿cómo diablos se atreve a levantar su dedo acusando que se dejaron de lado?