¿POR QUÉ NOS HEMOS BESTIALIZADO?

(Piura, 13 junio 2019)

Luis Gulman Checa

Un oportuno y rescatable informe publicado en la edición de “El Tiempo” de la víspera, demostrando fehacientemente lo apropiado del epígrafe referido a los piuranos, me lleva a reflexionar que ninguna autoridad podrá, de arriba hacia abajo, cambiarle la horripilante faz a nuestra ciudad si es que los ciudadanos, m/m normales y no contaminados por las lacras que nos asolan, no se unen y organizan para acabar con los vándalos y reales bestias que están sepultando la esperanza que algún día Piura vuelva a ser una ciudad auténtica.

El informe, mostrando fotografías demostrativas de la bestialidad que nos está embruteciendo, muestra la recién remodelada avenida Sánchez Cerro convertida en vertedero de basura, la cual fue arrojada por seres con apariencia humana sin que otros, similares a ellos,  los recriminaran  ni repelieran.

Formulémonos una reflexión que podría hacernos abrir los ojos y entender que la ciudad es propiedad de todos y cada uno de nosotros, tan igual como lo es nuestra morada:

Si una persona molería a palos a una bestia que echara un saco de pestilente basura en la puerta de su casa, ¿por qué no atacar  al anormal que arroja basura en la vía pública?

Cambiemos de escenario yendo al centro de la ciudad donde circula un moderno vehículo particular y, de repente, por una ventana sale volando una botella o cualquier otra porquería rumbo al pavimento. Imaginemos qué efecto tendría para el futuro bienestar de los piuranos si, un piquete de ronderos citadinos imitando a los hermanos de la sierra, tomara la siguiente acción:

Detener el vehículo y, con todos los pasajeros dentro,  prenderle fuego reduciéndolo a fierros calcinados. (*)

Naturalmente se trata de una figura extrema y exagerada expuesta con el propósito de hacernos entender que, sin pronta y real represión, difícilmente podrá cambiar el actual estado de cosas y, también, ante la demostrada incapacidad de la autoridad que debería hacer la tarea, si los pobladores de bien no se organizan y defienden acabarán engullidos por estas bárbaras masas que, sin duda guiadas por Satanás, son reencarnaciones de las huestes del bárbaro Atila.

(*) ¿La misma medicina para los bestias que hacen tronar el claxon por puro gusto?