¿HASTA CUÁNDO?
(Piura, 26 noviembre
2019)
Luis Gulman Checa
Permaneceremos los
piuranos cual bueyes castrados y/o mansos corderos ante los vejámenes, de todo
orden, que nos infligen una serie de incalificables, entre los cuales,
acrecentando nuestras malditas abulia e
indiferencia si ello fuera posible, abundan los ELEGIDOS por nosotros.
Salvo que la primera plana de la edición de “El
Tiempo” de la fecha fuera una información falsa, debería ser la gota que derrame el vaso de nuestra incalificable/vergonzosa/cobarde proclividad al ignominioso sometimiento, sacándonos del
malsano letargo en el que estamos inmersos:
S/.10 millones cobran
funcionarios del GR por “productividad”.
Ochenta y cuatro servidores de la cuestionable DREP se
adjudicaron este dinero. Algunos exigieron un exorbitante adicional.
Contraloría advierte al gobernador que inicie las acciones
necesarias para detener este presunto despilfarro sin autorización.
Los cientos de miles de piuranos comunes y corrientes,
es decir, sin acceso a mamar de las saqueadas UBRES PÚBLICAS, deberíamos
unirnos como un solo puño con el sano objetivo de limpiar/asear/desinfectar el
aparato público, el cual, desde varios años atrás empezó a ser asolado,
pervertido y saqueado cuando, sin duda por maldito designio de Satanás, nuestro
destino cayó en manos de incompetentes, corruptos e ignaros.
No dudo que hasta un pollino, de cuatro patas,
alcanza a ver que el estado que muestra el departamento de Piura es una birria
comparado con el que debiera ostentar a partir de sus enormes potencialidades. Sin
embargo, debido a nuestra incalificable/indescifrable idiosincrasia, no tan
figurativamente, andamos cual mendicantes pordioseros cuando podríamos lucir
como envidiados potentados.
¿Por qué denigro del aparato público?
Por cuanto, cotidianamente, todos los medios
nos informan tanto de obras públicas como de decisiones varias perpetradas por
entidades estatales, confirmatorias hasta para un ciego, que la incompetencia y
corrupción han hecho presa de ellas. Entonces, estando en sus manos la
posibilidad de llevarnos al cielo o al infierno, ¿acaso no deviene del más
elemental sentido común asearlas y encaminarlas por la senda correcta?