LA DICTADURA DE LA BUROCRACIA

(Piura, 23 noviembre 2019)

Luis Gulman Checa

Informaciones aparecidas la víspera prueban, indiscutiblemente, que en algún instante de nuestro pasado reciente se torció el rumbo del Perú infectándolo con el mortal germen del ¿populismo burocrático?, como bien merece calificarse el brutal incremento de las planillas públicas por acción de irresponsables/corruptos/traidores  estafando a quienes les dieron su confianza. Así, en vez de abocarse a cumplir con las obligaciones contraídas, usaron sus cargos para incrementar al infinito el número de ignaros, inútiles  e innecesarios, en las entidades a su cargo.

Los varios cientos de millones de soles que adeuda el GORE por pensiones y otras obligaciones a ex y actuales ¿trabajadores?, basta y sobra para confirmar que durante décadas anduvimos a la deriva sin que los órganos competentes para salvaguardar las buenas prácticas al interior del Estado, como el Ministerio Público, la Contraloría General de la República y el propio ministerio de Economía y Finanzas, pusieran coto a estos reales latrocinios.

¿Sería dable y aceptable afirmar que todas las instancias y/o estamentos se confabularon para mirar hacia otro lado mientas  los peruanos éramos rapiñados por los incalificables que pusieron las finanzas del Estado al borde del colapso por estas planillas impagables?

Confirmando que el mal es general, la situación que afronta la municipalidad provincial de Piura es insostenible y requiere, tan igual como todos los grandes males, grandes y drásticos remedios. Sin embargo, esto conlleva que sean personas de pelo en pecho - dicho que no elimina a las damas - capaces de tomar las grandes decisiones y librar las arduas batallas obligadas para sincerar las planillas, es decir, reducirlas m/m al 20% de su brutal actual dimensión.

Teniendo las autoridades (suponiendo que sean honestas y auténticas) tal cantidad de normas y leyes a su disposición y,  reconociendo ser ignaro en la materia, me pregunto si no hay algún subterfugio legal para demandar por abuso de autoridad o algo peor, a un juez que, alegre y desaprensivamente, ordena a una entidad reponer a cuchocientos servidores que fueron despedidos por causas justificadas, ¿delito? que se agravaría al estar perfectamente informado que la entidad carece de presupuesto para ello. Además, a la luz de que la corrupción se ha extendido infectando el ámbito tan igual como un río desbordado deja todo el terreno bajo agua, ¿no sería lícito preguntarnos si tales sentencias no tendrán como contrapartida algún beneficio?

El hecho concreto es que sería mucho más sencillo demostrar la cuadratura del círculo que hallar algún argumento que justifique el dejar tal cual las planillas públicas.


Me viene a la mente el “Atila” Juan Velasco Alvarado con su famosa frase:

Campesino: el patrón no comerá más de tu pobreza.

En la hora actual y parafraseándolo, ojalá surja un auténtico peruano que lance la siguiente arenga:

Ciudadano: echemos a las sanguijuelas disfrazadas de burócratas (*) que nos vienen chupando la sangre.

(*) Funcionarios respetables e imprescindibles para el correcto y ordenado funcionamiento del Estado.