AYABAQUINOS: SUFREN POR TERCOS

(Piura, 04 mayo 2016)

Luis Gulman Checa

La edición de “El Tiempo” de la víspera, en su página 07, mostró una información pequeñita pero de tremendo impacto:

Ayabaquinos reciben agua solo durante una hora cada día.

Imagine, estimado lector, el suplicio permanente al que están sometidos nuestros hermanos de las alturas, tal y como si fueran pobres de solemnidad, al extremo que, ni siquiera, cuentan con un servicio decente de agua potable viviendo en condiciones propias de la edad de piedra.

Al respecto, formulémonos una pregunta que los súper técnicos (como Humberto Correa Cánova, quien parece estar de moda) podrán dilucidar en un santiamén:

En el curso de las décadas transcurridas, desde que se creó el Canon Petrolero, fruto de la riqueza natural de la provincia de Talara, ¿cuánto dinero recibió la municipalidad provincial de Ayabaca por dicho concepto?

No tengo la menor duda que, una vez conozcamos la cifra, constataremos que ha sido suficiente para financiar no solo una sino diez instalaciones para dotar de agua potable permanente a dicha ciudad..

Entonces, si todos estuviéramos de acuerdo que el agua es la principal y vital necesidad del ser humano, tendríamos que preguntarnos:

¿En qué diablos pensaban y/o en qué “gastaron” ese dinero sus autoridades, que no lo aplicaron a satisfacer la primera necesidad del hombre?

Digresión: En una reunión en la presidencia del G.R., en épocas de César Trelles, el Ing. Vitonera, a la sazón alcalde provincial de Talara, m/m expresó: “¿Por qué reciben canon Ayabaca y Huancabamba que se niegan a explotar sus yacimientos minerales? No deberíamos darles nada de nuestro dinero”.

Es triste, lamentable e inexplicable, para cualquier mente m/m pensante, la terca e irracional actitud de ayabaquinos y huancabambinos, oponiéndose a rajatabla a la explotación de los grandes yacimientos minerales que la providencia puso a su disposición, mientras, paralelamente, viven sumidos en la pobreza y carentes de toda clase de servicios, incluidos los elementales.



Sin embargo, personalmente no creo que tal sea el  sentimiento que alberga en el ánimo de la mayoría de ellos, sino  son los mafiosos y delincuentes de la zona, capos  del narco tráfico y de la ilegal y contaminante minería informal (*) - por lo que requieren que el territorio continúe libre de extraños -, quienes tienen sojuzgados, amenazados y silenciados a sus coterráneos pensantes y ansiosos por mejorar sus condiciones de vida, para que se abstengan de manifestarse públicamente a favor del necesario y natural desarrollo de la minería.


(*) Antezana dixit