MEDIDA ANTIPÁTICA PERO NECESARIA

Luis Gulman Checa

¿Acaso para contratar personal en la actividad privada, no se convoca públicamente pasando a los postulantes por un fino tamiz buscando lo mejor?

Asimismo, las Universidades, ¿no llevan también a cabo exigentes procesos de selección para que ingresen a sus aulas los alumnos mejor calificados? Por lo menos así era en mi época cuando, ofreciendo la Escuela Nacional de Agricultura 50 vacantes, solo ingresamos los 25 que aprobamos los exámenes.

Sin embargo, cuando el empleador es el Estado - el más importante y trascendente de todos por cuanto su tarea es ofrecer las mejores condiciones de vida a la persona humana -, tales procedimientos se dejan de lado no aplicándose criterio alguno de selección colmándose las planillas públicas, de la “cabeza” a los “pies”, de “burros”, ineptos, incompetentes e ignorantes.

El colmo de los colmos está representado por los requisitos exigidos por  ley para postular y, eventualmente, ser elegido congresista de la República:

Ser peruano de nacimiento, haber cumplido 25 años de edad y contar con el Documento Nacional de Identidad que, como sabemos, está al alcance de un analfabeto, ergo, un iletrado puede ser congresista.

¡Cuidado! Tendría que estar mal de la cabeza para descalificar a uno de tales peruanos por el solo hecho de no ser ilustrado, por cuanto, no dudo, hay muchísimos mil veces mejores, en varios órdenes, que algunos con sus paredes atiborradas de diplomas. Sin embargo, considero que para desempañar tan alta representación es indispensable contar con cierta preparación.

La medida propuesta - a pesar y/o en contraposición a la afirmación de que todos los seres humanos fuimos creados a imagen y semejanza de Dios -, habida cuenta que la realidad nos dice que, así como una botella de vino  puede valer 15 soles o 10,000 dólares, la calidad y características de las personas también son infinitamente diversas; es la siguiente:

Recurrir al IQ también llamado test de inteligencia, cuya puntuación llega hasta los 174 puntos siendo favorable a partir de los 100, como requisito previo para acceder a ciertos cargos.

Esta medición no es ninguna novedad por cuanto, ya en 1958, año en que culminé mis estudios secundarios en el colegio  Champagnat de Miraflores, Lima; al cursar el último año fuimos evaluados y recibimos nuestra calificación y, si no estoy errado, esta práctica se entronizó desde años atrás en los colegios.


Comparación final:

Si hasta para ascender a la serranía, los costeños son revisados y auscultados para determinar si su organismo está apto para soportar los rigores de la altura; ¿acaso no deviene en elemental medida preventiva determinar si, quienes pretenden ser electos, tienen la capacidad necesaria para razonar y entender las complejidades de los cargos a los que aspiran?