LOS  PERROS LE LADRAN A RÍO BLANCO

(Piura, 23 noviembre del 2016)

Luis Gulman Checa

La edición de “Correo” de la fecha, nos informa que los dirigentes comunales de Ayabaca y Huancabamba,  rechazaron rotundamente el reinicio del proyecto minero Río Blanco.

El integrante del colectivo por Ayabaca, Mario Tabra Guerrero, fundó el rechazo en que la explotación afectaría los frágiles ecosistemas conformados por páramos y bosques de neblinas de la región. Añadió  melodramáticamente:

“Nuevamente se busca imponer un proyecto minero sin considerar las torturas, muertes y persecuciones de comuneros que defendieron sus territorios donde se encuentran las nacientes del agua” (*)

Igualmente, criticó al ministro de Energía y Minas, por decidir sobre un área que corresponde a las comunidades de la región sin considerar la consulta previa ni la opinión de sus habitantes.

Con todo respeto, tanto Mario Tabra como todos los integrantes del “colectivo” se fueron por la tangente y/o no supieron interpretar correctamente el fin/naturaleza del documento cuya suscripción rechazan. Veamos:

·         El documento suscrito no significa que el Estado peruano enviará un batallón del Ejército apoyado por helicópteros artillados de la Fuerza Aérea para imponer, a sangre y fuego, la citada explotación minera.

·         Menos aún implica que los mecanismos vigentes, que requieren la consulta previa con el consiguiente beneplácito de los implicados, haya quedado de lado.

·         Simple y llanamente, es una civilizada expresión de que en el ánimo de ambos gobiernos, anida el afán de promover inversiones imprescindibles, productivas y legítimas, en bien de los Estados y, consecuentemente, de sus poblaciones.

·         Sería conveniente que, de una vez por todas, se analice, defina y cuantifique, claramente, a qué se refieren al colgarse - como a un clavo ardiente - de los benditos páramos y bosques de neblinas.


Debe precisarse, para que los demagogos y farsantes no continúen desinformando a la opinión pública, lo siguiente:

·         El citado yacimiento se ubica en la vertiente del Atlántico, es decir, toda el agua que en la zona se genera no discurre hacia los valles costeños piuranos sino son parte de la gran cuenca del río Amazonas.

·         Para más abundamiento, la cota en la que se ubica está muy por debajo de la de las lagunas donde nacen los ríos Piura, Quiroz y Huancabamba, de modo que es imposible  que tal explotación minera  contamine dichas aguas. Sin embargo, las mismas, sí están siendo brutal y arteramente contaminadas por la desenfrenada minería ilegal desatada en la vertiente piurana del Pacífico, ante el silencio cobarde/ cómplice/convenido de estos falsos defensores de la pureza e integridad de los benditos páramos y bosques de neblinas, entre los que, fatal y desgraciadamente, hay medios de prensa y, obviamente, periodistas acomplejados y mentirosos.


(*) Si vamos a “colgarnos” de los fallecidos, que hubo en ambos lados, ¿qué tal si, para que las personas no mueran, eliminamos el transporte terrestre a la sierra que constantemente origina accedentes con occisos y volvemos a movilizarnos en acémilas?