TRUMP: LA ESTRATEGIA DE FUJIMORI
(Piura, 10 Noviembre del 2016)
Luis Gulman Checa
La elección de Donald Trump como presidente
de los Estados Unidos descartando a Hillary Clinton, me trajo a la memoria lo
sucedido en el Perú en 1990, cuando Alberto Fujimori se impuso sobre el formidable
candidato y mejor futuro presidente, según pintaba, Mario Vargas Llosa.
También, en los recientes comicios
norteamericanos como en aquellos nuestros, las ofertas de campaña fueron
diametralmente opuestas. En nuestro caso, recordemos el problema que afrontaba el país a consecuencia
del desastroso gobierno de Alan García. Así, mientras MVLl, sincero, honesto,
serio y muy mal acompañado al aceptar aliarse con populistas y pepecistas dijo
la verdad: Era imprescindible realizar un serio ajuste en la economía. Del
otro lado, Fujimori, ofreció que ello no sucedería.
Obviamente hubo otros factores y
circunstancias en el camino que lo ayudaron a pasar a la segunda vuelta, como,
por ejemplo, la solapada contra campaña del propio Alan García en el poder
contra el aspirante de su propio partido: Luis Alva Castro, empujado por su
enfermiza mentalidad: solo él podía representar al Apra.
Nadie habrá olvidado que Fujimori olvidó
absolutamente su compromiso de campaña y nos metió una yuca descomunal,
sin duda dos o tres veces más gruesa que la que hubiéramos soportado con MVLl. En
resumen:
Su ejercicio de
gobierno fue diametralmente opuesto al discurso de campaña.
Tengo la impresión que exactamente igual
sucederá con Trump como presidente de los Estados Unidos: las bravuconadas,
exabruptos y amenazas proferidas en el curso de la campaña demostraron ser una
genialidad por cuanto fueron el resultado de un análisis del sentir, pensar y
sufrir de su pueblo, como lo demuestra fehacientemente que fue elegido amplia y
cómodamente.
Analizando a Trump se concluye que, dada su
condición y prosperidad, no debe ser estúpido ni retrasado mental, por lo que
se me hace difícil creer que realmente crea que no solo es factible y conveniente
construir un muro sobre la frontera de su país y México, sino también obligar a
los mexicanos a pagar por él; pero sí le
produjo grandes réditos entre los
electores de su país. Ergo, bien se le puede calificar como formidable
“político”.
Si hubiera sustento en la expresado, podría
ser que en el futuro, la política de los
Estados Unidos, como viene sucediendo en el Perú, esté plagada de trumpcitos.