NO HAY MAL QUE POR BIEN NO VENGA

(Piura, 22 marzo 2017)

Luis Gulman Checa

El aserto del título cae como anillo al dedo a la situación que atraviesa nuestro país, azotado y maltratado por la naturaleza (el mal), situación que, sin embargo, cayó cual  bálsamo divino sobre la crisis política (el mal), que estaba a punto de estallar con consecuencias catastróficas para nuestra viabilidad como República.

Reflexionemos sobre los males de los cuales nos hemos salvado:

·         La censura al ministro de Transportes, Martín Vizcarra, quien, para peor, es también el primer vicepresidente de la República.

·         El agravamiento de la tensión Ejecutivo - Congreso, por el planteamiento de la Cuestión de Confianza.

·         La dicotomía de la agenda política entre vacancia presidencial o disolución del Congreso.

Entonces, bien mirada, la complicada situación que estamos viviendo, realmente es  un salvavidas que nos arrojó la providencia para que pongamos los pies en el suelo y tomemos consciencia de nuestra realidad:

·         Somos un país sub desarrollado y dispar.

·         Nuestra “democracia”, de tal, solo tiene el nombre, por cuanto para que la misma sea efectiva y funcional, quienes la ejercen deben estar calificados en todos los aspectos que engloba el concepto.

·         El país, en gran medida, está afectado por la lacra de la corrupción y, si  no tomamos consciencia de ello  dedicándonos en cuerpo y alma a combatirla/desterrarla, seguiremos de tumbo en tumbo hasta reventar.

Abramos los ojos y veamos que, mayoritariamente, los inconvenientes que afrontamos por el comportamiento de la naturaleza son de plena responsabilidad de las autoridades/gobernantes (también, cómo no, de todos nosotros por indiferentes y abúlicos) por cuanto, en su oportunidad, no cumplieron cabalmente son su deber. Veamos:

·         Permitieron  asentamientos humanos en claras y evidentes áreas de huaicos y torrenteras.

·         Cada puente derruido,  las calles y avenidas “pavimentadas” destruidas por  lluvias (que era sabido se producirían), son prueba palpable de incompetencia/ignorancia/corrupción de autoridades y funcionarios.

Continúe usted, estimado lector.