¡LOS PIURANOS DEBEMOS GENERAR LÁSTIMA!
(Piura, 17 febrero 2018)
Luis Gulman Checa
¿Qué pensaría usted, estimado lector, de
nosotros los piuranos, si fuera un foráneo que leyó la edición de “El Tiempo”
del día de ayer con una página mostrando 04 fotografías de casonas semi
derruidas y el siguiente texto?:
“95% de las casonas
son propiedad privada y no podemos intervenir”
Los piuranos expresan su pesar por el mal estado de las
casas históricas de la ciudad.
La muestra es desoladora y demostrativa que
los piuranos hemos sido infectados por el maldito virus del desapego a todo lo
nuestro, al extremo, me atrevo a afirmar que, si Miguel Grau resucitara uno de
esos días en los que es rememorado, degollaría, por hipócritas, al 95% de los
presentes.
Doña Carolina Vílchez, directora de Cultura,
dijo que la zona ¿monumental? de Piura cuenta con m/m, 100 casonas consideradas
patrimonio cultural de la región, siendo el 95% de propiedad privada por lo que
el Estado no puede intervenir en su remodelación o demolición.
Respetuosamente, le respondo/sugiero a doña
Carolina:
Pero sí podría
expropiarlas, rehabilitarlas y darles un uso idóneo.
Se entiende que tal propuesta, siendo lógica
y obvia, no debe ser nada grata para los burócratas al implicar meterse de pico
y patas en el empeño, es decir, trabajar leal y honradamente en el cumplimiento
de su deber, lo cual, como se ha explicado anteriormente, es impropio del
burócrata perfecto: aquél que no mueve un dedo, marca tarjeta y espera tranquilo su
jubilación.
¡Si nuestros
burócratas, en general, hubieran tenido una pizca de visión, sentido común o
amor a la tierra, Piura sería envidiable!
Ejemplo concreto de lo afirmado lo tenemos en
el dinero que derrochó el Proyecto Especial Chira Piura perpetrando la
barbaridad de alquilar no sé cuántos pisos del edificio del Banco de Crédito
para el funcionamiento de los oficinas de su empresa contratista Energoprojekt. Relato mis experiencias:
Cuando ejercí su Dirección Ejecutiva, entre
agosto 1986 y abril 1988, tenía en trámite dos gestiones para que el Estado, en
vez de tirar el dinero, adquiriera activos perdurables:
1)
Comprar
la casa que fue de Don Feliciano del Campo en la Plaza de Armas por los US $
80,000.00 que valía para mudar ahí las citadas oficinas, las cuales implicaban
un pago mensual al Banco de Crédito de US $ 10,000.00.
2)
Gestionaba
ante los herederos de Don Miguel Checa, cedieran sus derechos sobre la Casa
Haciendo de Sojo al PECHP (Estado) para que fuera el centro del campamento que
obligatoriamente debía construirse para la ejecución de la III Etapa.
Fatal y desgraciadamente para Piura, el fiel
y leal AGP, por sí y ante sí, determinó
mi cese tirando por la borda no solo estas gestiones sino también otras de
similar jaez.
Imagine usted, estimado lector, que tanto la
casa de la Plaza de Armas como la inigualable Casa Hacienda de Sojo, en
perfectas condiciones, pudieron haber sido propiedad del Estado sin desembolsar un
centavo extra.
Lamentablemente, para obtener logros de esa
naturaleza se requiere capacidad de gestión y un cerebro m/m
funcional.
Doña Carolina:
Está usted servida.
Trabaje.