PRENSA DE DOS POR MEDIO

(Piura, 27 febrero 2018)

Luis Gulman Checa

 La nota titulada “Lobista siempre”, publicada en la última edición de “Hildebrandt en sus Trece”,  dedicada a demoler a PPK, es otra muestra perfecta de la mala leche o desinformación con el propósito de injuriar,  dejando de lado el más elemental sentido ético del  periodismo.

¿Cuál es el gran descubrimiento realizado por la inoperante/innecesaria Comisión Lava Jato del, actualmente, vergonzante Congreso de la República?

Que, a mediados de los 90 del siglo pasado, PPK invirtió US $ 10.3 millones en Cosapi adquiriendo el 25 % de la empresa lo que le otorgó dos asientos en el directorio. Asimismo, el 16 de julio del 2001, antes que juramentara AT, PPK, designado ministro de Economía y Finanzas, renunció a dicho directorio.

La imputación concreta es que, determinando la Ley de Contrataciones de la época que las empresas en las que un alto funcionario poseyera más del 5% de participación estaban prohibidas de brindar servicios al Estado; mientras PPK integró el gabinete, Cosapi fue adjudicataria de obras por casi 100 millones de soles entregadas por los siguientes entes públicos:

·         Ministerio de Transportes
·         Ministerio de Vivienda
·         Ministerio de Energía y Minas
·         Gobierno Regional de Cajamarca
·         Petroperú
·         Hidrandina
·         Oficina Nacional Previsional

Lo primero que me viene a la mente es que si tal disposición realmente existe en la citada ley, es una estupidez que debería eliminarse de inmediato por cuanto descalificaría irracionalmente a empresas de excelente nivel, como la propia Cosapi, porque un ciudadano, también de primer nivel, optó por invertir en la misma. ¡Cuán deficiente habría que ser para dejar fuera de carrera a empresas líderes!

Usted, estimado lector, con todo derecho se preguntará ¿qué bicho picó al escriba que defiende tan claramente a Cosapi?

Ninguno. Sin embargo, el suscrito sí ha montado el chúcaro caballo del sector público habiendo estado el frente de varios entes, lo que le permitió contratar  con Cosapi  llevándolo a aseverar que es una empresa de primer nivel, en todo el sentido del término.


Pero, vayamos más allá sacando a la luz la supina ignorancia del autor de la nota respecto al procedimiento establecido en el sector público para la adjudicación de Obras o Servicios:

Ni la Divina Providencia, ni el Papa,  ni el presidente de la República, ni el ministro del Sector, ni el responsable de la Entidad tienen ABOSULTAMENTE NADA QUE VER con las adjudicaciones de obras y servicios, por cuanto ello está en manos, ESCLUSIVAMENTE, de las respectivas Comisiones de Licitación o Concurso.

Entonces, si tal disposición prohibitiva existe o existía y Cosapi fue adjudicataria de las citadas obras y servicios, la inútil y malhadada Comisión Lava Jato debería dirigir sus baterías contra todos y cada uno de los integrantes de las Comisiones que pasaron por alto la ley.

¡POBRES DIABLOS! (*)

(*) Me refiero a los miembros de la Comisión Lava jato.