GUERRA AVISADA…….

(Piura, 28 diciembre 2018)

Luis Gulman Checa

En incomprensible la actitud de las flamantes autoridades elegidas cuando lloran, se quejan y lamentan por la larga serie de problemas/inconvenientes que sus reemplazados les están dejando, por cuanto, parecería que los últimos años hubieran domiciliado en Marte, razón por la que desconocían, absolutamente, los intríngulis de los cargos a los que, contradictoriamente, anhelaron acceder con alma, corazón y vida.

¿Qué pensar de una persona que, de arranque y antes aún de subirse al caballo, se apresura a colocar parches antes que brote el chupo?

Personalmente lo considero un oportunista, ignaro, incompetente que aspiró al cargo con el único  norte de beneficiarse sea honrada o delincuencialmente, según aspire a recibir un emolumento mensual y legal por un plazo de cuatro años, en el primer caso o, si está imbuido del deseo de rapiñar y enriquecerse para terminar rico y próspero, como hemos visto a tantos en los últimos tiempos, en el segundo.

Otra pésima señal que suelen lanzar los debutantes está inmersa en la amenaza de investigar las acciones de sus predecesores, cuando, es sabido hasta la saciedad que a ellos no les cabe responsabilidad alguna por los des manejos producidos en la entidad antes de ocupar el cargo. 

Entonces, me pregunto, teniendo tantos problemas reales y concretos por resolver, ¿acaso sería racional y apropiado abocarse a realizar el trabajo de  contralores y fiscales en vez de a los suyos propios?

La conducción/administración de una ciudad puede compararse, por ejemplo, al desplazamiento de una gran manada de vacunos a cargo de un equipo de vaqueros. Así, cuando los animales están calmos y obedientes por la carencia de factores alterantes de tal condición, todo será paz, tranquilidad y armonía. Sin embargo, de producirse un detonante que altere tan idílicas  condiciones la manada, como si hubiera sido poseída por el demonio, de desbocará y arrasará con todo lo que se interponga a su paso.

Si la comparación fuera m/m pertinente,  preguntémonos en qué condiciones se haya en la actualidad nuestra “manada”.  ¿Calma, tranquila y ordenada como lo demostrarían la limpieza, el orden y el respeto a normas y personas o, por lo contrario desbocada y desaforada zurrándose en cuanta norma y disposición existe arrasando y destruyendo la ciudad?

Mis respetos a aquellas personas de bien quienes, honesta y sinceramente, aspiraron y alcanzaron los cargos con  la intención de adecentar sus ciudades.

¡QUE DIOS LOS AMPARE!