¡ALBRICIAS, ALBRICIAS!: CONTRALORÍA DESPERTÓ
(Piura, 19 diciembre 2018)
Luis Gulman Checa
Aunque se trata de una llamada pequeñita en
la portada de la edición de “Correo” de la fecha, al fin, a Dios gracias, Contraloría General, el feroz cancerbero del
cuidado y buen uso de los recursos del Estado (suyos, míos y de todos los
peruanos, estimado lector), luego de
largos años de ¿cómplice? silencio, HABRÍA
DIRIGIDO LA MIRADA AL TREMENDO ROBO IMPLÍCITO EN LA REPOTENCIACIÓN DE LA
REFINERÍA DE TALARA.
Contraloría detecta
problemas en refinería.
El emprendimiento, inicialmente valorizado en
m/m un mil millones de dólares,
pero, milagrosamente, como suele suceder en nuestro “impoluto” país, elevado hasta los 5,400 millones de dólares; según el órgano de control, debido a la
paralización de la obra, con casi absoluta seguridad el monto seguirá creciendo
por ampliaciones de plazo y sobrecostos.
En los últimos tiempos, concretamente desde
que - gracias Señor Dios - se hizo público el caso Lava Jato, he venido
reflexionando respecto a la indescriptible idiosincrasia de nosotros los
peruanos, pues, mientras de una parte denostábamos ante la revelación que
infinidad de funcionarios peruanos, rateros y mal nacidos, habían extorsionado
a las empresas brasileñas, con Odebrecht a la cabeza, para dar curso a obras
necesarias y correctamente ejecutadas; paralelamente, empezando por los
piuranos, directamente agredidos al haber sido vilmente manipulados y usados
como cabeza
de turco; no dijimos ni una palabra ante el brutal asalto al erario camuflado
bajo una extemporánea e innecesaria “modernización” que, para peor, como lo han
precisado muchos opinólogos competentes, excedía, bárbaramente, los montos invertidos en obras similares en
otros lugares de la tierra.
Sería recomendable que los reconocidos,
probos y experimentados personajes que lideran los colegios profesionales
piuranos, como, por ejemplo, Economistas e Ingenieros, nos pintaran un cuadro, figurativamente
hablando, de la maravillosa condición que estuviera mostrando Piura si,
semejante chorro de millones de dólares, en vez de terminar engordando
infinidad y, por ahora desconocidos, putrefactos bolsillos; hubieran sido
invertidos, inteligente y honestamente, en potenciar al infinito nuestras
enormes posibilidades de desarrollo, actualmente, vilmente desperdiciadas.
Pregunta final:
¿Qué calificativo
merecerían nuestras autoridades, elegidas por los piuranos para que nos guíen,
por el ominoso silencio del que hicieron gala cuando el citado robo se hizo
público?