¿NUNCA MÁS “HERMANITOS”?
(Piura, 15 diciembre 2018)
Luis Gulman Checa
El presidente de la República, en el curso de
su reciente Mensaje a la Nación, calificó a la futura Junta Nacional de
Justicia, ente que reemplazará al desaparecido Consejo Nacional de la
Magistratura, como el celoso guardián que garantizará el perfecto
funcionamiento del Sistema de Justicia, por cuanto, todos y cada uno de los
personajes que lo conformen, serán compendios del Rey Salomón y el Espíritu
Santo.
¡Dios nos bendiga
haciendo realidad la afirmación presidencial!
Sin embargo, disculpándome por mi
escepticismo, planteo la siguiente comparación:
¿Qué posibilidades
tendrá el capitán de un barco pesquero de capturar apetecibles meros, si se ve
obligado a echar sus redes en un mar infestado por tiburones?
Se entiende que, mientras los meros
representan a personas probas e idóneas, los tiburones equivalen a la pléyade
de criminales y corruptos que campan en nuestro país no solo rapiñando y
robando por abandonados parajes, sino,
para nuestra desgracia y vergüenza, desde la misma presidencia de la República.
Esta variación de Consejo a Junta, me trae a
la mente algunos adagios:
·
El
hábito no hace al monje.
·
Hecha
la ley, hecha la trampa.
·
No
todo lo que brilla es oro.
Habiendo sido la corrupción nuestra compañera
desde el inicio de los tiempos y, a pesar de la serie de medidas correctivas,
defenestraciones, condenas e imputaciones, la misma continúa prendida del país
chupándole la sangre, cual garrapatas o pulgas; ¿podemos ser tan ingenuos de creer que un cambio cosmético
como el aprobado por el pueblo nos convertirá en país ejemplar en cuanto a
corrección y pulcritud generalizadas?
Planteemos una comparación con la quimérica e
inútil lucha contra las drogas:
¿Alguien, en su sano
juicio, creerá realmente que las anheladas, suspiradas y soñadas drogas, podrán
ser algún día erradicadas de raíz a consecuencia de la guerra desatada contra
ellas?
Solo un iluso o un convenido que lucra
aprovechándose de la situación, por cuanto, está más claro que el agua que la
medida para liquidarlas es matar el negocio. ¿Cómo?
Levantándoles la
prohibición permitiendo que, así como las personas asisten tranquilamente a los casinos a dilapidar el
dinero destinado para la alimentación de sus hijos, también puedan consumir
drogas hasta por las orejas si les viene en gana.
Sin embargo, como la esperanza siempre debe
prevalecer, confiemos que la futura Junta no solo esté conformada por
personajes capacitados e idóneos sino que, recordando al capitán del barco
pesquero, elijan únicamente meros.