ALTO PIURA: LIMPIAR EL CAMINO
(Piura, 06 diciembre 2018)
Luis Gulman Checa
La situación que viene atravesando el
Proyecto Alto Piura es comparable a la que presenta un inmueble que ha estado
abandonado y, consecuentemente, por el
transcurrir del tiempo, la invasión de animales y las abundantes lluvias caídas
sobre techos semejando coladeras lo
convirtieron en un muladar. Así, antes
de rehabilitarlo es menester higienizarlo, es decir, librarlo de las porquerías
de todo tipo que lo tienen infestado antes de determinar si puede salvarse y, también, cuánto costaría recuperarlo.
En el caso del Alto Piura, si bien no ha estado abandonado sino todo lo
contrario (hubiera sido mejor que durmiera), al igual que el inmueble del
ejemplo, figurativamente, está sumergido en un estercolero por la interminable
serie de contenciosos que lo tienen al borde del colapso, por cuanto no otra
cosa puede decirse cuando ya va por el segundo contrato de obra resuelto con
ínfimo avance y litigios como
cancha.
Entonces, ante tan ófrico panorama, el más
elemental de los sentidos indica que, antes de osar embarcarse en una tercera
licitación, es fundamental librarlo de toda la basura que lo agobia,
entendiéndose por ello solucionar los
litigios pendientes, cueste lo que cueste.
(*)
Le pregunto a usted, estimado lector:
Si fuera el
gobernador de Piura, ¿tendría la desvergüenza de presentarse en el MEF
solicitando recursos para “continuar” con el proyecto encontrándose en el
penoso estado que presenta, única y exclusivamente, por culpa de los gestores?
La edición de “Correo” de la fecha trajo una
información oportuna y pertinente:
Juicios condicionan
el presupuesto del Peihap.
El congresista Hernando Cevallos dijo que las denuncias
podrían acarrear problemas financieros.
Esta información es la más lúcida que
recuerdo haber visto respecto al Alto Piura, por cuanto, mayoritariamente, los
medios han venido actuando como cajas de resonancia repitiendo cuanto adefesio
ha sido expresado por ignaros y desinformados aprovechando un status alcanzado
en elecciones generales, las cuales, como fatalmente está ratificándose cada día que pasa, en gran medida han servido
para encumbrar a improvisados y/o corruptos.
En consecuencia, salvo mejor y más ilustrado
parecer, la tarea inminente es negociar con ambos contratistas, por orden de llegada,
para saldar las cuentas, antes de tratar de ponerlo en marcha.
Finalmente, por mera curiosidad quisiera
formular una pregunta al aún gobernador de Piura:
Teniendo en cuenta la
crítica/caótica situación que la entidad viene atravesando, ¿continúa en
funciones el Consejo Directivo y, en consecuencia, cada uno de sus seis
miembros cobrando mensualmente S/. 3000.00?
(*) Una luz de esperanza
se ha abierto en el horizonte a favor del Alto Piura: Alan García está bajo la
lupa por presunto cohecho en la firma del contrato con Camargo Correa. Si así
quedara demostrado, podríamos ser resarcidos por la contratista tan igual como
Odebrecht viene desembolsando millones de dólares a diestra y siniestra pagados
en calidad de daños y perjuicios.