¿TORMENTA EN UN VASO DE AGUA?
(Piura, 14 diciembre 2018)
Luis Gulman Checa
Empecemos recordando que el derecho a la Presunción
de Inocencia implica que cuando
a una persona se le imputa un hecho penal, conserva su cualidad de inocente mientras no
se demuestre lo contrario.
La precisión es oportuna en vista de la
proliferación de émulos de Catón destrozando y condenando al congresista Luis
López - a quien no solo no conozco sino ni sabía de su existencia - a raíz de la muy tardía imputación que le
formulara su colega e, inicialmente, compañera de bancada, doña Paloma Noceda,
referida a unos asquerosos e indeseados masajes en el cuello que el susodicho
le habría practicado, configurándose así, según la denunciante, un nuevo hecho
de punible acoso a la mujer.
Detonó el presente la lectura del comentario
del director de “El Tiempo”, edición del día de ayer con el título: ¡QUÉ TAL
EJEMPLO QUE ESTÁN DANDO!
Dicho señor, al haber perpetrado dicho
escrito, se zurró en el orden establecido al juzgar, por sí y ante sí, al
imputado declarándolo culpable y condenándolo, figurativamente, a la
hoguera. Curiosa actitud cuando, no solo
en el diario que por ahora dirige sino
en los medios en general, cuando la policía atrapa a un raquetero tras intentar
arrebatarle el teléfono celular a una desvalida anciana de m/m 73 años, titula
así: DETIENEN A PRESUNTO RAQUETERO.
Entonces, ¿por qué son tan modosos ante
hechos obviamente preñados de corrupción mientras, como estamos viendo
asombrados en el caso presente, se lanzan con el cuchillo entre los dientes
cuando una dama (humana y, en consecuencia, poseedora tanto de grandes virtudes
como también de inconfesables defectos) lanza una acusación por acoso?
Tampoco podemos olvidar que, a Dios gracias,
es consubstancial a la naturaleza humana la atracción existente entre hombres y
mujeres, por cuanto, si así no fuera, el problema que nos estaría asolando no
sería la imparable explosión demográfica sino todo lo contrario: la
desaparición del hombre.
Felizmente, esta divina cualidad no se pierde
cuando se es elegido/designado
congresista, presidente, rey o sea el cargo que fuere, como ha quedado
demostrado a lo largo del tiempo y del espacio. Entonces, siendo una línea
tenue e imprecisa la que separa el galanteo del acoso, ¿será racional la
tormenta desatada a raíz del tardío dicho de doña Paloma?
Termino recordando que el acoso, lejos de ser
privativo de los varones es una actitud de ida y vuelta, como quedó demostrado
con el sonado flirteo entre Mónica y Bill, en uno de los recintos más
emblemáticos de la tierra.