ALEJANDRO TOLEDO: ¿ALIAS EL MAGO?
(Piura, 21 julio 2019)
Luis Gulman Checa
No cabe la menor duda que el “Cholo Sagrado”
albergaría cualidades que el propio Mandrake le envidiaría, pues, por más
presidente de la República que fuera, por sí solo, formal y legalmente, no
tenía ni una posibilidad de favorecer ya no a una empresa constructora tras una
obra valorizada en varios miles de millones, sino, ni siquiera, a quien
pretendiera vender, por ejemplo, unas cuantas computadoras a alguna entidad
pública.
Siendo lo señalado una verdad
incontrovertible, preguntémonos si no es una sandez soltarle todos los perros responsabilizándolo absolutamente por el robo
perpetrado cuando, como es obvio hasta para un ciego, el latrocinio requirió la actuación de una
banda organizada compuestas por innumerables piezas debidamente aceitadas.
Consecuentemente, al no tener de mago ni un
pelo, confirmándose así la existencia de la banda, preguntémonos cuántos de sus integrantes han
sido puestos a la sombra por nuestro Aparato de Justicia.
Demostraríamos grave deficiencia mental si
quemáramos cohetes y bailáramos felices si Toledo recibiera una larga condena,
sin desatar, paralelamente, una cacería
implacable contra la red, carcomida por la corrupción, que le facilitó recibir
la millonaria coima, pues ello permitiría que en el futuro, de auparse al poder
otro ratero congénito, hallaría la cama tendida para perpetrar sus
propias fechorías y saciar sus apetitos.
Metiendo un poco más profundamente el dedo
en la llaga, me pegunto si será aceptable presumir que, mientras el
“Cholo de Acero” extorsionaba al asolado Barata y los cambalaches iban y venían
en el aparato público limpiándole el camino a la ¿bendita? obra, sus
colaboradores, ministros, congresistas de la vincha y entorno cercano, no
tenían la menor idea de sus “enjuagues”.
La respuesta a esta inquisición debiera
generarnos preocupación desde que muchos extoledistas, ahora, estrenando y
cambiando raudamente de camiseta imitando a los futbolistas - quienes lo hacen abiertamente por dinero -,
pontifican cotidianamente derrochando pulcritud y honradez, tal y como si la
porquería que impregnaba a su, antaño, idolatrado, no los hubiera salpicado ni
con una gota.
Finalmente, concluyo reiterando que falta,
por lo menos, otra confesión sincera de Odebrecht, también involucrando a
Alejandro Toledo:
La referida a la
Concesión para derivar el agua del río Huancabamba a las pampas de Olmos.