SALVEMOS NUESTRO PAÍS
(Piura, 24 julio 2019)
Luis Gulman Checa
Sin duda, al igual que millones de peruanos,
en los últimos tiempos he venido preguntándome si tendríamos futuro como país
ante el incontenible cúmulo de informaciones confirmatorias que los niveles de corrupción,
enquistada en todos los ámbitos del acontecer nacional, habían alcanzado tal
grado de pudrición que la obvia conclusión era que habíamos devenido en país inviable,
ergo, estaríamos a punto de ser engullidos por nuestros vecinos.
Mirando el panorama nacional y analizando las
circunstancias/eventos que se vienen dando, la única conclusión posible es que
no tenemos remedio, es decir, figurativamente, estaríamos exhalando nuestros
últimos suspiros previos a la muerte.
Formularé
un somero listado de algunos síntomas vaticinando nuestro deceso:
·
Los
CINCO últimos expresidentes de la
República, manchados por la corrupción.
·
Cientos
de autoridades, en ejercicio o cesantes, incluidos alcaldes, presidentes y gobernadores
regionales, presos, procesados o prófugos por haber hecho cera y pabilo, en
beneficio propio, de los recursos puestos bajo su administración.
·
El
Congreso de la República, antaño calificado como “Primer Poder del Estado”, devenido en una
covacha atestada por impresentables de diferente calaña.
·
El
orden y el respeto a la autoridad (básicamente por las razones expuestas líneas
arriba) han desaparecido, proliferando todo tipo de “protestas”. Así, innumerables
infelices y pobres diablos, entre los que viene destacando el gobernador de
Arequipa, zurrándose en normas, leyes y, especialmente, en los derechos
ciudadanos, retrotrayéndonos a las épocas en que imperaba la ley de la selva,
cierran carreteras y destruyen infraestructura pública sin ser, debida e
instantáneamente, reprimidos, ergo, la autoridad se evaporó.
·
Las
antaño prominentes Fuerzas Armadas, que, para bien o para mal, se hacían oír cuando el panorama nacional se
asemejaba al actual, se muestran huérfanas de líderes al haber sido arrasadas,
primero por el dúo Fujimori Montesinos y,
luego, por Ollanta Humala.
Sin embargo, como la esperanza nunca debe morir,
en un plazo perentorio de cinco días, el 28 de julio, cuando el presidente de
la República acuda al Congreso a pronunciar el Mensaje a la Nación, dilucidaremos
si apareció una luz en el horizonte que podría guiarnos hacia un futuro
promisorio o si, por el contrario, deberemos lanzar un SOS al mundo desarrollado para que nos saque las castañas del fuego.
Por si alguien se sorprendiera por tal
propuesta, hago notar que desde tiempo atrás venimos solicitando y obteniendo
ayuda y guía de países auténticos respecto a asuntos de índole variada. Así,
por ejemplo, cuando estábamos con la soga al cuello por incapaces
respecto a la construcción de la infraestructura para albergar los inminentes
Juegos Panamericanos, el Reino Unido se encargó de ejecutar todas las obras,
contratos y supervisiones.
El mismo sistema, con diversos países, se
utilizó para adquirir aviones, patrulleros y un sistema satelital de
comunicaciones y, final y actualmente, está en proceso un Concurso entre países
para elegir al GESTOR del proyecto Chinchero (sí, el innecesario aeropuerto en
el Cusco émulo del despilfarro en la refinería de Talara).
Con tales antecedentes, si el presidente
Vizcarra no demostrara, en pocos días más, que fue tocado por el Espíritu Santo
insuflándole lo que le viene faltando, solo nos quedaría una opción
¿Organizar un
concurso para elegir un país que, durante los próximos CINCUENTA AÑOS, se haga
cargo de gobernarnos?