¿HASTA CUÁNDO LA “BENDITA” RECONSTRUCCIÓN?
(Piura, 30 julio 2019)
Luis Gulman Checa
A raíz del Mensaje a la Nación, resonaron
voces piuranas alarmadas por la omisión presidencial de referirse a la ¿Reconstrucción?
de Piura, incluso, si no me equivoco, hasta del mismísimo Arzobispo, cuya
misión está divorciada de los avatares relacionados con este valle de lágrimas.
Echando más leña al fuego, si ello fuera posible, “El Tiempo”, edición de la
fecha, publica en portada una fotografía que, según el señor director, grafica
fehaciente e indiscutiblemente su urgente necesidad, al ir acompañada de la
siguiente pregunta:
¿Se retrasará aún más
la reconstrucción?
Los alcaldes de Talara y Sechura advierten que obras y
poblaciones seguirán postergadas.
¿Qué revela o muestra
la citada fotografía?
Simple y llanamente que los deficientes
mentales proliferan por todas partes, incluidos algunos ámbitos de Piura, por
cuanto, no otra cosa puede decirse de un conductor que lanza su vehículo a una
quebrada llevando considerable torrente y carente de puente. Ante acción tan
irracional, ¿acaso no es del más elemental sentido común que quede inmovilizado
en el cauce? Asimismo, ¿es digno y aceptable recurrir a tal escena para hablar
de reconstrucción cuando en el sitio JAMÁS EXISTIÓ PUENTE ALGUNO?
¿Acaso estoy afirmando que la infraestructura
pública de nuestro departamento es una maravilla equiparable a la de los países
auténticos?
De ninguna manera, aunque, tenemos que
reconocerlo, la destrucción o deterioro de buena parte de ella se debe,
únicamente, a nuestra propia irresponsabilidad, por no decir estupidez, por
cuanto, habiendo sido BENDECIDOS con grandes inversiones del Estado como la
Colonización San Lorenzo y el Proyecto Chira Piura, actuando como “animalitos”
y zurrándonos en nuestro deber, las usufructuamos sin dar nada cambio, es
decir, olvidando que requerían ser MANTENIDAS Y CONSERVADAS permanentemente.
Entonces, ante ello, ¿acaso no era inevitable
que, con el transcurrir del tiempo, se destruyeran o dejaran de ser útiles por
nuestra propia abulia? Por si algún desinformado ignorara a qué me refiero,
para no abundar y aburrir, señalaré dos ejemplos: 1) La cacareada “destrucción”
de San Lorenzo, vergonzosamente, achacada al ¿mortífero? 2017 y 2) La
destrucción del formidable y completo Sistema de Drenaje construido en el Bajo
Piura.
¿Acaso los recursos
financieros no constituyen el factor primigenio para construir infraestructura
pública?
Si la respuesta a la pregunta fuera SÍ, deberíamos abocarnos a buscarlos, como,
por ejemplo, lo hace un hombre del campo cuando ordeña su vaca para vender la
leche, por cuanto, si así no lo hiciera, ¿acaso no sería pasible de ser calificado
con los peores epítetos?
Pregunta final, a modo de reflexión, especialmente
para los hombres de prensa que guían, orientan y educan a la población:
Rememorando la frase
de Raimondi, referida al mendigo y al banco, ¿cómo habría que calificar a un pueblo que,
disponiendo de inmensas riquezas en las entrañas de sus suelos, se niega a
explotarlas optando por continuar viviendo míseramente?