ADIVINA ADIVINADOR

(Piura, 22 setiembre del 2015)

Luis Gulman Checa

Le apuesto, estimado lector, que jamás adivinaría usted quién pronunció la siguiente frase, salvo que la hubiera leído, como el suscrito, en un diario:

“La corrupción crece por la falta de castigo a quienes cometen delitos contra el Estado”

Para emitir tremenda sentencia no hay que ser genio, sabio ni extremadamente instruido,  pues el 99% de ciudadanos deben concordar con la misma, de modo que, en tales circunstancias deviene en imposible identificar al autor.

Felizmente estaba sentado porque, en caso contrario, al leer lo dicho por el Contralor General de la República, Fuad Khoury, publicado en la pág. 05 de la edición de Perú.21 del pasado viernes 18, el  patatús me hubiera tirado al suelo.

¡Qué tal desfachatez y desvergüenza!

Este impresentable funcionario, muy bien pagado por todos nosotros, no tiene el menor escrúpulo  escupiendo al cielo, por cuanto el principal y mayor responsable de que los corruptos no sean castigados, es el   organismo a su cargo:

La inoperante, deslucida,  apañadora de delincuentes y muy venida a menos, Contraloría General de la República.

¿Acaso la razón de ser de tal organismo no  es el velar por el buen uso de los recursos del Estado puestos en manos de funcionarios de todo nivel, empezando por la presidencia de la República hasta el más modesto municipio distrital ubicado en algún remoto e ignoto punto del país?

Entonces, en atención a que el pez por su boca muere, si este señor tuviera un adarme de dignidad y vergüenza debería, en el acto, dejar el cargo ante el auto reconocimiento de su flagrante incapacidad, porque, si tal no fuera el caso, la corrupción, en vez de crecer, disminuiría hasta desaparecer.

A este organismo no solo se le “escapan las tortugas” sino que,  siendo debida, clara y demostradamente informado de latrocinios perpetrados contra el Estado, como, por ejemplo, la existencia simultánea del PECHP y el PEIHAP, no mueve un dedo en defensa del buen uso de los recursos del Estado, además de exigir sanción para los delincuentes.