“PRUEBAS” ÍRRITAS

(Piura, 22 setiembre del 2015)

Luis Gulman Checa

Como está más que demostrado, los grandes progresos en la tecnología de las comunicaciones, como todo en la vida, trajeron ventajas y enormes inconvenientes, como las grabaciones delincuenciales de conversaciones sostenidas por terceras personas.

Viene a cuento el comentario ante la descalificación como pruebas decretada por una Sala Superior, de audios “chuponeados” de conversaciones privadas, en este caso, entre Rómulo León y Alberto Químper,  originando el  caso de los “Petroaudios”,  que llegó al extremo de traerse abajo un Gabinete Ministerial.

Personalmente estoy totalmente de acuerdo con que tales elementos probatorios sean descartados de plano por los operadores de justicia, no solo por su ilegal origen sino, también, porque, oídos en abstracto sin  tener el panorama completo, pueden llevar a conclusiones erróneas. Expondré una vivencia demostrativa de lo afirmado.

Más de dos décadas atrás cuando presidía ENO S.A. y  la empresa llevaba a cabo una Licitación Pública para adquirir m/m 30 vehículos,   me llamó al teléfono de mi despacho  una persona a la que, como prestatario,  conocí   años atrás en su condición de funcionario del Banco Agrario.

En su nueva condición de ejecutivo de una importante empresa distribuidora de vehículos, que era uno de los postores en la citada Licitación,  me expreso, casi textualmente, lo siguiente:

“Mira hermanito, hay dos pasajes para Miami para ti y tu señora y una buena bolsa de viaje si nos ayudas”

Teniendo mis años y experiencia en el sector público y, sabiendo que, fatalmente, esa es la forma en que mayoritariamente se manejan estos asuntos,  tranquilo y comprensivo le respondí con mi fórmula de siempre:

“No te preocupes, si presentas la mejor oferta vas a ganar la Licitación”

Como se comprenderá, no pasó ni a un año luz de mi cerebro decir a Alexandar Milojevic ni a Ramón Alcedo, líderes de la comisión e incorruptibles congénitos, ni una palabra de tremendo desatino.

La empresa de este corruptor no ganó ninguno de los ítems de la licitación y ahí quedó el asunto.

¿No obstante, cabe preguntarse, cuál hubiera sido el destino del suscrito si tal postor hubiera sido el legítimo ganador y alguien hubiera grabado y hecha pública la llamada ofertando la coima?