EL OCASO DE UN PARTIDO POLÍTICO
Publicado en el Diario El Tiempo
Piura 22-03-2016
Luis Gulman Checa
Hoy, lunes 14 marzo a media mañana, pasé
frente al local del Apra y casi lloro.
Cerrado a cal y canto y ni un gato a la vista. ¡Qué distinta a la situación de
1962 cuando funcionaba en la calle Ica y bullía de gente en época pre electoral,
como ahora, siendo nuestro candidato Víctor Raúl!
Emancipado y en aptitud de votar, acudí a ofrecerme
como personero, lo que hice en una mesa ubicada en el antiguo correo, calle
Arequipa. De ello quedó constancia periodística porque ahí emitió su voto el Dr. Luis Altuna, quien
presidía el órgano electoral de la época, por lo que su foto se publicó en una
primera plana donde también figuraba este servidor.
Yo no soy aprista por herencia (aunque
pudiera ser) sino a raíz que, en abril de 1959, cuando era “perro” bisoño en la
Escuela Nacional de Agricultura, leí en una primera plana de “El Comercio” una
noticia tan absurda/irracional contra Víctor Raúl que, instantáneamente, el partido se apoderó de mi espíritu.
Obviamente, estuve presente en Trujillo en
las exequias de Víctor Raúl, como también, años atrás, en las solemnes y emotivas de Manuel Seoane en
Lima.
La aparición - luego de la fatal guerra entre
Armando Villanueva y Andrés Townsend en 1980 por cuanto éste hubiera “barrido”
a FBT - posterior de Alan García con su juventud, simpatía, sonrisa permanente
y, sobre todo, fantástica capacidad oratoria; colmó los corazones del gran
universo aprista conformado mayormente, qué duda cabe, por gente honesta, bien
nacida y mejor intencionada.
Recuerdo también que, en diciembre de 1984,
“estirando” un tanto el Reglamento del Club Grau, siendo directivo, se ofreció
una cena de gala al bisoño candidato en el salón principal que contó con
nutrida concurrencia. ¿Quién, a pedido de los jerarcas apristas, tuvo a su
cargo el laudatorio y esperanzador discurso de orden? Sí, estimado lector,
usted adivinó, el suscrito.
¿Cómo pudo tantísima gente equivocarse tan
garrafalmente al extremo que, en vez de haber enrumbado al Perú al primer
mundo, la asunción de Alan García abrió las puertas para que la corrupción, que
siempre hubo, alcanzara niveles estratosféricos?
¿Podrá, como el Ave Fénix, renacer el
partido? Sin duda, siempre y cuando, previamente, se aplique veneno anti ratas
en las altas esferas partidarias.