LUZ SALGADO: ¿QUIEREN UNA DICTADURA?

(Piura, 08 junio 2018)

Luis Gulman Checa

Ante la justificada protesta ciudadana realizada días atrás en la ciudad de Lima contra el impresentable Congreso de la República (fue lamentable y contraproducente la destrucción de un vehículo policial), la indescriptible congresista de la actual recua de Keiko,  antaño asidua y disciplinada visitante de la escuelita de Vladimiro Montesinos en el SIN, ha espetado, furibunda, la siguiente frase:

Si se cierra el Congreso, lo que quieren es una dictadura. ¿Es eso lo que están buscando?

Siendo elemental rememorar el pasado para avizorar el futuro, una primera respuesta a la ¿distinguida y docta? Congresista, podría ser:

Sí, queremos una dictadura similar a la que imperó en los 90 del siglo pasado, con la salvedad que debería, previamente, recibir todas las vacunas anti robos/corrupción/satrapía al ser urgente restituir el imperio del cumplimiento de la ley para que los gobernantes gobiernen y, el resto de peruanos, como, por ejemplo, los pescadores, ejerzan las tareas que les competen.

Continuemos recordando y comparemos la calidad de los integrantes del parlamento defenestrado (auto golpe de Estado) por AFF el 05 abril del año 1992, con las características/condiciones/nivel de quienes integran al Congreso de hogaño. Con franqueza, estimado lector, ¿acaso no sería dable afirmar que el actual es una asquerosidad comparado con el liquidado en abril de 1992?

Si del suscrito dependiera, la secuencia lógica/obligada para evitar no solo el colapso sino el enrumba miento del país hacia el auténtico  desarrollo, sería:

·         Que alguien, digamos,  el Espíritu Santo, liquide el Congreso enviando a su casa a todos, incluida la recua de inútiles mamando de la ubre pública en calidad de apoyo de los ¿congresistas?

·         La siguiente medida debiera ser designar un equipo (a dedo e integrado por no más de 20 personas intachables y de nivel), para que  en un lapso de seis meses, elaboren una nueva Constitución.

·         Con ésta lista y a la mano, convocar, en abril/mayo  a elecciones generales para designar a los integrantes de los Poderes Ejecutivo y Legislativo que asumirían funciones el 28 de julio del 2019.

Si alguien dijera que la propuesta se zurra en la democracia al dejar de lado la opinión del culto y bizarro pueblo peruano, respetuosa pero francamente, retrucaría:

¿Acaso merece ser consultado un pueblo que, permanentemente, viene eligiendo impresentables en todas y cada una de las instancias de gobierno?

Además, teniendo al Espíritu Santo o su equivalente al frente, ¿para qué diablos tendríamos que perder tiempo y dinero consultando al pueblo?