LA MUERTE: ¿SUCESO EXTRAORDINARIO?

(Piura, 29 junio 2018)

Luis Gulman Checa

Reflexiono y me pregunto: ¿acaso la muerte no es la única circunstancia  que todos los seres humanos, tarde o temprano, tendremos que afrontar?

Entonces, si ello es así, ¿deviene en  noticia de primera plana la muerte de personas, comunes y corrientes,  a causa de hechos fortuitos?

Me motivan las últimas tres ediciones de “Correo”:

Martes 26:            JOVEN MADRE MUERE EN HOSPITAL.

         Fallece tres horas después de haber dado a luz en nosocomio de Sullana.

Miércoles 27:    Trabajador de Fiscalía muere al despistarse en motocicleta.

Jueves 28:         TRÁILER MATA A JOVEN

Un motociclista choca frontalmente con el vehículo pesado en la Panamericana Norte.

Siendo que siempre se corren riesgos cuando el cuerpo humano es sometido a cualquier intervención quirúrgica (hasta en las sillas de odontólogos perdieron la vida seres humanos), no es inusitado que algunas pacientes fallezcan tras ser sometidas a una invasiva operación de cesárea.

Asimismo, si un notificador de la Fiscalía, luego de haber cumplido sus funciones en el distrito de Catacaos, retornando a la ciudad de Piura a las 9.30 de la noche - sin duda varias horas después de haber concluido su tarea - conduciendo su motocicleta, se despista y muere; ¿no debería ser del más elemental sentido común que la información sobre tan lamentable hecho, especial y principalmente para los deudos, precisara el nivel o ausencia de alcohol en la sangre del occiso? No lo digo con el afán de incordiar, sino porque si el contenido hubiera sido alto,  alertaría a otros motociclistas de lo peligroso que es conducir en estado de ebriedad.

Las motocicletas son vehículos formidables para movilizarse: económicos, se filtran por cualquier rendija librándose de los espeluznantes embotellamientos, son muy veloces, sin gastar en aire acondicionado el conductor se mantiene fresco y lozano, pero, en contraposición a las ventajas enumeradas y otras más, también son una bomba de tiempo  por la obvia desprotección en que se encuentra el piloto, agravándose ello cuando transporta a más personas. (He leído de accidentes de motocicletas  transportando tres personas retornando de un bautizo un día domingo  a las 11 de la noche, achacado, aunque usted no lo crea,  al inocente conductor del vehículo impactado por la motocicleta).



Por ello, no tiene nada de extraordinario que si un motociclista, desavisado o pensando en las musarañas,  invade el carril contrario cuando viene otro vehículo muera en el acto.

Lo que sí constituiría no solo noticia de primera plana   sino que daría la vuelta al mundo, sería si luego de tan brutal impacto, permaneciera ileso.