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LEY DE LA SELVA = CAOS Y MUERTE

(Piura, 02 Abril 2019)

Luis Gulman Checa

Fatalmente, la ley señalada en el título es la vigente en Piura, pues, buena parte de la población se zurra en cuanta disposición dicta  la autoridad competente en pro del bienestar y seguridad de la ciudadanía.

Me motiva el choque ocurrido a la media noche de ayer entre un ómnibus, enmarcado dentro de la ley, transitando de Chiclayo a Piura, y una mototaxi, violando las normas vigentes, ocasionando, además del obvio e instantáneo deceso del conductor  del vehículo menor, la calcinación total de ambos  por las llamas producidas por el roce del mototaxi al ser arrastrado por el ómnibus.

Para agravar la situación de caos generalizado, los medios, con seguridad, en vez de enfatizar la punible actitud del occiso no solo de conducir una mototaxi por una carretera, lo que está prohibido, sino, mil veces peor aún, hacerlo a la media noche en un vehículo carente de luces; harán hincapié en que un pundonoroso padre de familia, deja x número de hijos en la orfandad.

Preguntémonos si don José Ángeles Millones, fue víctima de un desaforado que conducía el vehículo mayor a excesiva velocidad,  o por lo contrario, fue artífice de su propia muerte por la incalificable actitud de echarse a circular de noche por una carretera en un vehículo carente de luces.

No sería de extrañar que la  justicia, en el colmo de la irracionalidad, decretara el internamiento en algún penal del conductor del ómnibus, mientras la policía desarrolla las investigaciones para desentrañar las razones del accidente.

La responsabilidad por todos los males de esta naturaleza que nos asolan recae en la punible falta de autoridad de quienes, se supone, tienen el deber inalienable de hacer cumplir la ley, empezando por la descalificadora inacción de la PNP, por cuanto, sus efectivos, provocando vergüenza ajena, permanecen impasibles y sin mover ni un dedo cuando en sus narices se perpetran violaciones sin fin de las normas.

¿Será creíble que un(a) joven sub oficial de la PNP recién salido de su alma mater desconozca la prohibición vigente de hacer sonar el claxon?

Sin embargo, ¿qué debemos pensar cuando permanecen impertérritos(a) ante los incontables taxistas que recorren las calles tronando las bocinas en busca de pasajeros en vez de imponerles la correspondiente papeleta?

La misma reflexión cabe ante los patrulleros, estacionados a la vera de las carreteras día y noche, cuando sus ocupantes siguen pensando en las musarañas al cruzar ante sus narices ya sea vehículos con las luces apagadas o mototaxis y moto furgones, violando las normas vigentes, en vez de, cumpliendo con su deber, multarlos o detenerlos, según el caso.