PIURANOS: SALGAN DE SUS CAPARAZONES

(Piura, 23 abril 2019)

Luis Gulman Checa

¡Cerremos los ojos e imaginémonos cómo sería Piura si sus hijos sintieran y demostraran amor por su tierra!
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Sin duda alguna sería un paraíso en la tierra por cuanto las inacabables áreas de tierras pródigas y fértiles  con cultivos de alta productividad   muy bien cotizados en el mercado mundial, regadas con modernos sistemas presurizados para optimizar el uso del agua, estarían generando enorme riqueza;  aunado ello a los importantes montos que recibiríamos por el Canon generado por la explotación de nuestros formidables recursos minerales, algunos ubicados en la serranía, zona que no solo  se habría despercudido del atraso y pobreza sino que, gracias a las imprescindibles carreteras y vías de comunicación necesarias para ello -¿También ferrocarriles, doña Juana Huaco? -, habría puesto en valor sus inconmensurables posibilidades de desarrollar el turismo (*); sumando, además, la riqueza que obtendríamos explotando racionalmente muestro mar, actualmente depredado y aprovechado por foráneos quienes, además de haber contaminado al extremo la antaño límpida bahía de Paita, solo dejan los jornales pagados a los trabajadores eventuales; todo ello y mucho más, estimado lector, no es realidad, única y exclusivamente, porque los piuranos, empezando por las autoridades que estuvieron al mando los últimos años, por su dejadez y abulia, están proclamando no amar a su tierra.

No digo que la mayoría la odie pero, a juzgar por lo que sucede y el modo en que se desenvuelve nuestra existencia, parecería que estamos de paso importándonos menos que un comino lo que vaya a suceder en el futuro, pues, siendo preciso ser ciego para no ver el deterioro que se profundiza cada día, mayoritariamente continuamos encerrados en nuestras caparazones sin dedicar ni un instante de nuestra existencia a echar una mirada a lo que podría llamarse el bien común, menos aún, por supuesto, a tomar acciones prácticas y concretas tendentes a enderezar el fallido rumbo que llevamos.

Siendo verdad que la lacra que asola al país es la maldita corrupción, en nuestro caso, si bien no estamos libres de ella como lo acredita, por ejemplo, la bárbara rapiña desatada usando como coartada el Proyecto Alto Piura; es la maldita indiferencia de los piuranos, especial y puniblemente, de los  ubicados en la cúspide de la figurada pirámide social, la responsable de nuestra cada vez más alicaída condición.

¿Una prueba clara y simple de nuestra congénita actitud borreguil?






Los sacos llenos de arena ocupando media vereda en la cuadra 6 de la calle Libertad, obstaculizando el paso y arriesgando la integridad de las personas obligadas a pisar la calzada y ser atropelladas por una de las  motocicletas realizando el ilegal servicio de transporte de pasajeros.

¿Otra prueba de nuestra absoluta irresponsabilidad?

Haber elegido como máxima autoridad, a Servando García, personaje del que no tengo nada que decir en cuanto a sus cualidades personales, sea como profesional, padre o ciudadano, pero del que sí puedo afirmar, ser un ignaro e incompetente absoluto para desempeñar semejante cargo. Así, solo Dios sabrá cómo terminaremos si llegara a cumplir todo el período que le conferimos.

(*) ¿Qué calificativo merecemos cuando Aypate, en Ayabaca, salió a la luz 40 años atrás y aún no lo hemos puesto en valor? Copiemos a los lambayecanos, quienes no solo se llevaron nuestra agua del río Huancabamba sino que, en el término de la distancia, pusieron en valor sus riquezas arqueológicas como lo atestiguan los dos museos existentes en Lambayeque gracias a su adecuada gestión  ante países como Alemania y Japón.