ANCIANIDAD
(Piura, 18 agosto 2018)
Luis Gulman Checa
Cuando leo informaciones con titulares m/m como
“anciano de 61 años murió arrollado por
moto taxi”, algo me zapatea en el alma al discrepar absolutamente con
relacionar tal estado de la persona con
los años vividos.
La ancianidad, más que depender del
calendario, es un estado mental que a muchos embarga desde muy jóvenes, mientras,
por lo contrario, tenemos innúmeros ejemplos de personas que, con siete u ocho
décadas a cuestas, actúan como quinceañeras.
Señalaré solo dos casos evidenciando lo
afirmado líneas arriba ratificatorios que la ancianidad, definida como
disminución de la fuerza física y actividad intelectual y mental, no tiene nada que ver con la edad:
·
Winston
Churchill, adalid de Inglaterra contra el III Reich, y
·
Mario
Vargas Llosa, ochentón perdidamente enamorado cual mozalbete imberbe.
Asimismo, en calles y plazas abundan “jóvenes teóricos” quienes, por su punible y lamentable
actitud, en realidad son ancianos decrépitos por cuanto sus almas se
secaron pudiendo calificárseles de muertos en vida.
Ubicándonos en el contexto actual, ad portas de elegir autoridades locales
y regionales, hecho de enorme trascendencia para nuestro propio futuro y que,
por lo tanto, debiera merecer nuestro mayor interés, preguntémonos cómo
deberíamos calificar a quienes se ufanan desdeñando las inminentes elecciones
con el argumento siguiente:
Todo está podrido.
Si tuvieran razón y todo apestara, los únicos
responsables de ello seríamos todos, incluidos ellos, por indiferentes y descuidados punibles cuando
tuvimos en nuestras manos la oportunidad de enrumbar correctamente el futuro.
Entonces, la conclusión a la que tendríamos que arribar,
sería la siguiente:
Los piuranos,
mayoritariamente, al margen de la edad, se han
convertido en ancianos funcionales.
¡Dios quiera que tal
condición revierta antes de las próximas elecciones!