DISCREPO DE FRANCISCO

(Piura, 04 agosto 2018)

Luis Gulman Checa

Nuestro Papa, Francisco, radical e intempestivamente, modificó el catecismo, declarando, para la Iglesia Católica, inadmisible la pena de muerte  comprometiendo/rogando a su grey luchar contra ella en el mundo entero.

Según informaciones, el sustento de Francisco para adoptar semejante determinación fue el siguiente:

“Hoy está cada vez más viva la conciencia de que la dignidad de la persona no se pierde ni siquiera después de haber cometido crímenes muy graves”, añadiendo, además. “no se le puede quitar al reo la posibilidad de redimirse definitivamente”

En primer lugar, no deja de llamar la atención los vaivenes que han sometido al catolicismo, como, por ejemplo, el celibato absoluto para los curas el cual recién se decretó m/m en el año 1,000 de nuestra era, en mi opinión, desafortunadamente. Ahora, tras la comentada decisión de Francisco, debe venir a nuestra mente otro giro radical de los preceptos que rigen a la Iglesia:  
pasar de los espantosos tormentos infligidos a los apóstatas por la Santa Inquisición a dejar con vida a tanto bestia con apariencia humana, al lado de los cuales, las innumerables víctimas que cayeron bajo el hacha inquisitorial podrían calificarse como niños malcriados.

Con semejante medida imitando a Vizcarra al plantear eliminar la reelección de congresistas, ¿habrá caído Francisco en el malsano populismo?

Personalmente considero que oponerse a aplicar la pena de muerte a personas que demostraron desprecio absoluto por el prójimo comportándose frente a él cual bestias carentes de sentimientos, es perfectamente equiparable a afirmar que los perros rabiosos no deben ser sacrificados y, por lo contrario, deben alojarse en clínicas/cárceles debidamente acondicionadas para que vivan hasta que se dé una de dos circunstancias: mueran o se descubra el remedio para curar tan atroz enfermedad.

Sin embargo, teniendo Francisco  todo el derecho de plantear abolir la pena de muerte, considero le faltó un añadido de orden práctico:

Debió comprometer a su rebaño para que, con su peculio, control y administración, aloje, alimente y custodie a todos quienes debieran ser ejecutados en espera de su redención.