ALTO PIURA: RAPIÑADOR CONGÉNITO (II y Final)
(Piura, 24 septiembre 2019)
Luis Gulman Checa
Rememoremos cuál era la situación cuando se recreó
el Alto Piura, durante la segunda administración de César Trelles Lara como
presidente regional:
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Estaba
vigente el Proyecto Chira Piura, entidad que extendió la partida de nacimiento
del Alto Piura cuando, entre los años 1986 y 1988, llevó a cabo el “Estudio para Mejorar y
Regular el Riego en el Valle del Alto Piura”, financiado al 100% por el Banco Mundial.
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Desde
1992, estaba vigente una norma que dispuso fusionar los proyectos Tinajones y
Olmos en Lambayeque, y Chira Piura y
Alto Piura en nuestro departamento, la que fue inmediatamente acatada por
los lambayecanos creándose, vigente
hasta la fecha, el PEOT (Proyecto Especial Olmos Tinajones), mismo que desde
años atrás disfruta de nuestra agua del río Huancabamba.
¿Acaso no era del más
elemental sentido común que el PECHP, tan luego se logró la viabilidad del Alto
Piura, asumiera su gestión como su IV
Etapa, más todavía estando vigente la norma que dispuso fusionarlos?
Sin embargo, ante el silencio cómplice y/o
ignaro de medios y opinión pública, C.T.L. y su “equipo de asesores”, optó por
el camino que abría las puertas para crear cientos de ubres públicas para
colgar de ellas a partidarios, validos y, quizá, parientes, inútiles e
incompetentes, anteponiendo la rapiña al bien ciudadano, traicionando vilmente
a sus propios paisanos: los altopiuranos, como lo prueba, irrefutablemente, la descalabrada
situación que atraviesa el Alto Piura.
Pero, eso fue solo abrir la puerta para
rapiñar al erario (en realidad a todos los piuranos) por cuanto, demostrando sus
reales intenciones, estableció una escala salarial muy superior a la vigente en
el Chira Piura. Para que usted juzgue, estimado lector, vea los sueldos de los
respectivos gerentes generales:
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Chira
Piura S/. 7,900.00
·
Alto
Piura S/. 12,000.00
El reencarnado Alto Piura requería su propio
Consejo Directivo, lo que implicó jugosas dietas para otros seis inútiles (demostrado
por la pésima gestión), muchos de los cuales medraron por años a costillas de
todos los piuranos sin darnos nada a cambio.
No quedó ahí el atropello, por cuanto,
mientras en el Chira Piura el gerente es el amo y señor, en el Alto Piura, la última palabra quedó en manos de la
presidencia regional. Así, el súper pagado gerente, en realidad devino en jefe
de mesa de partes.
Para aquilatar la barbaridad perpetrada por C.T.L.,
podemos plantear un símil entre su acción y la de Juan Velasco Alvarado:
Mientras éste
destruyo la boyante agricultura piurana sumiendo en la pobreza a cientos de
miles de campesinos, el otro, C.T.L. fue el “Atila” del Alto Piura por preferir
la rapiña a la técnica, profesionalismo
y honradez.
Sin embargo, no sería justo culpar,
únicamente, a C.T.L. del desastre acaecido al Alto Piura, por cuanto, si bien
es verdad fue el padre de la criatura, rápidamente
fue reemplazado sucesivamente por Javier Atkins y Reynaldo Hilbck y, para
nuestra desgracia, en vez de enmendar rumbos, optaron por lo siguiente:
Dejar vigentes las
citadas “ubres públicas” para que sus propios validos continuaran mamando.
No puedo terminar sin plantear una reflexión,
cuando, cotidianamente, los medios nos informan de acuciosos informes de la
Contraloría General de la República sobre infinidad de obras (de dos por medio
comparadas con el Alto Piura), dejando patente así, su rigidez y compromiso:
¿Por qué diablos, tan bárbaro cancerbero del cuidado y buen uso
de los recursos del Estado, a pesar de haber sido advertido, jamás ha rozado ni
con el pétalo de una rosa este latrocinio aún vigente?
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