SOLUCIÓN INCRUENTA: RENUNCIA DE CANDIDATOS

(Piura, 28 septiembre 2019)

Luis Gulman Checa

La inminente  batalla a librarse entre Ejecutivo y Legislativo, a consecuencia de la guerra abierta y declarada a partir del triunfo de PPK sobre Keiko en las últimas elecciones generales habidas en el Perú, fijada para el próximo lunes 30 de septiembre, donde estará en juego la preservación del Tribunal Constitucional como entidad absolutamente autónoma y respetable; puede evitarse si un par de peruanos de bien optaran por lo siguiente:

Renunciar a sus nominaciones por considerar que, si bien se sentirían sumamente honrados de llegar a integrar el T. C., los graves cuestionamientos sobre innúmeros congresistas, además de la inminente revelación de los nombres de los que también cayeron en las redes tendidas por la corruptora Odebrecht,  los deslegitimiría, absoluta y permanentemente, si siguieran prestándose a ser utilizados en el enfrentamiento que mantiene en vilo al país.

Digresión:

¿Tan grande habrá sido el deterioro moral de los peruanos que, vanagloriándonos de haber tenido entre nosotros  a Miguel Grau, Francisco Bolognesi o Alfonso Ugarte, por citar algunos de las miríadas de peruanos auténticos que parió esta tierra y dieron todo de sí, incluida su propia vida, buscando defender y preservar su patria;  ahora, no haya ni uno solo dispuesto a “sacrificarse” por el Perú?

Para tomar consciencia de la barbaridad en marcha en el Congreso, consideremos que nuestro T.C., es equivalente y/o comparable con el Tribunal Supremo de Justicia de los Estados Unidos, constituido por un Presidente y ocho Jueces Asociados que son nombrado de por vida a propuesta  del  presidente y necesaria ratificación/confirmación del Senado de los Estados Unidos. Además, el proceso de nominación conlleva un largo período de tiempo durante el cual la persona propuesta pasa por innumerables tamices.

Reconozco que, aunque muchos politólogos y opinólogos detestan a los Estados Unidos - ¿Envidia? -, fatal y desgraciadamente para millones de peruanos, en todo sentido, nos hallamos a años luz de distancia de semejante país, por lo que podría considerarse irrisoria la comparación expuesta. Sin embargo, sí resulta útil para apreciar el grave deterioro  moral que ha hecho presa no solo del Congreso de la República, sino también, de sus defensores.