¿BIENVENIDA LA CONCORDIA?
(Piura, 14 septiembre 2019)
Luis Gulman Checa
El día de ayer, los piuranos nos informamos
que el gobernador y el alcalde provincial de Piura, transcurridos más de ocho
meses de haber asumido sus cargos y gracias a la intercesión del vicepresidente
de la Cámara de Comercio y el arzobispo, recién fumaron la pipa de la paz poniendo
fin a una guerra absolutamente irracional que nadie entiende quién ni por
qué declaró.
La citada conflagración no se llevó a cabo
con disparos ni bombardeos ocasionando bajas humanas, habiendo sido un
enfrentamiento soterrado y revelador - para decepción de la ciudadanía - de que
cuando nos tocó votar, figurativamente, lo hicimos con los pies. ¿Por qué?
Por cuanto la tirria que se profesaban era clara demostración de su falta de
idoneidad, en todo el sentido del término, para ostentar cargos de semejante
naturaleza e importancia.
No obstante y en teoría, habida cuenta sus
claras y definidas responsabilidades y competencias, el odio que se han
dispensado no tendría que haber afectado el desempeño de cada cual si
hubieran asumido seria, profesional y
cabalmente, sus tareas y obligaciones.
Sin embargo, con mucha pena pero francamente,
ante los desastrosos desempeños de ambos en los meses transcurridos, veo
nuestro futuro no solo oscuro sino hasta tenebroso, por cuanto, aunque nuestra acendrada fe nos haga creer en milagros; no creo que un apretón de manos baste para
cambiar el rumbo de sus ¿administraciones?
Por ejemplo, me pregunto: si sucediera que en
adelante ambos, figurativamente, anduvieran dándose besos y abrazos, ¿influiría
para que el gobernador deje de seguir usando la institución, que los piuranos
pusieron bajo su mando, como un virtual vertedero de basura, como ha hecho
desde el primer día que asumió, por la clara razón de adjudicar cargos retribuyendo favores y/o aportes,
importándole menos que un comino el futuro y bienestar de los piuranos, especialmente
de los más necesitados?
Cambiando de giro, pregunto: ¿acaso hemos
visto alguna mínima señal de que la ciudad de Piura, en cumplimiento del
compromiso de campaña del alcalde, vaya trocando su atroz e insoportable
fealdad por un mínimo atisbo de belleza?
Para peor, el alcalde, de primera intención,
perpetró una acción incalificable y que debiera llevarnos a auscultar qué
oscuras razones la sustentaron, pues, habiendo recibido una entidad que hedía
por todos lados, no tuvo mejor idea que disparar contra la joya de la corona, la
Caja Municipal, imputándoles a sus directores, vigentes y añejos, malos manejos
amenazando con espulgar sus actividades desde diez años atrás.
Ruego a Dios estar
absolutamente equivocado.