T. C.: ¿CANDIDATOS AUTO CENSURADOS?
(Piura, 23 septiembre 2019)
Luis Gulman Checa
Me refiero a la grosera pretensión del
impresentable Congreso aún vigente, de designar, a la velocidad del rayo, a
seis de los siete integrantes del tribunal Constitucional, cuyo mandato venció
meses atrás.
Digresión:
Imagine, estimado lector, que alguno de sus miembros
propusiera en el Congreso condecorarlo a usted por xx motivo y, la moción,
fuera aprobada. Le pregunto, ¿se presentaría usted a recibir medalla y
pergamino ante esta mayoritaria recua de impresentables/incalificables? Personalmente
- continuando con la elucubración -, tendrían que llevarme esposado y con
camisa de fuerza.
Siendo que hasta los pocos pollinos que aún
quedan en Piura saben que se trata de una burda maniobra con el propósito de convertir
el T. C. en un muro de contención para
proteger de la mortífera avalancha
producida por el caso Lava Jato - que a Dios gracias borrará del mapa a todos
los pícaros y sinvergüenzas enquistados en la “política” nacional para desgracia
de millones de peruanos -, quienes,
viendo que les está llegando la hora, recurren a esta burda, vergonzosa e
incalificable maniobra buscando protección futura.
No nos dejemos embaucar con la pregonada
legalidad del proceso en marcha en el Congreso, pues la misma no está en discusión
al ajustarse al marco jurídico vigente. Ergo, al no estarse vulnerando norma
alguna, de seguir adelante el proceso y se eligieran los seis nuevos integrantes
del T.C., la legalidad de la elección de los mismos sería irrefutable.
Sin embargo, aunque parecieran sinónimos, lo legal
no es ni siquiera primo hermano de lo legítimo, por cuanto, mientras lo
primero solo requiere ajustarse a cumplir con la ley, lo segundo implica seguir
una vía justa, moral, auténtica, correcta y ética, y, como está más claro que
el agua, la escandalosa maniobra congresal está totalmente desprovista de tales
elementos.
Así, entonces, como lo señala el epígrafe, considero
que una persona de bien, repensando y analizando la coyuntura en profundidad,
luego de la primera satisfactoria impresión al saberse nominado; debería
plantearse la siguiente reflexión:
¿Valdrá la pena poner
mi honra en discusión prestándome a participar en esta burda maniobra?
Franca y claramente:
Quien aceptara, estaría auto
descalificado.