GRACIAS SEÑOR POR ABRIRLES LOS OJOS

 

(Piura, 17 octubre 2020)

 

Luis Gulman Checa

 

Me dirijo al Señor Cautivo quien, evidentemente compungido por no  haberle podido torcer la mano al clima despejando los oscuros y amenazantes nubarrones ensombreciendo nuestro futuro, sí pudo penetrar en las tercas mentes de nuestros hombres de prensa para que, al fin, tomaran consciencia del  auténtico y real peligro que se cierne sobre Piura: LA SEQUÍA.

 

El día de ayer, la edición de “El Tiempo” apareció con una portada poniendo el dedo en la llaga, aunque, fatalmente, refiriéndose solo a San Lorenzo:

 

Se avecina “guerra” por el agua: arroceros no podrán seguir regando.

 

Crisis. Se dejaría de regar 5,000 hectáreas del cereal para poder salvar los frutales. Ha habido mal manejo del agua, admiten dirigentes.

 

Plata al agua. Cada hectárea ha demandado una inversión de 7,500 soles, los que se perderían por la falta del recurso esencial en San Lorenzo.

 

Confirmando no ser flor de un día, la edición de la fecha insistió en el tema aunque cediendo la preeminencia noticiosa y la portada al Contralor, confirmando nuestro gusto porque los foráneos se refocilen haciendo y deshaciendo con lo nuestro; con la siguiente información en página interior:

 

No hay posibilidades de lluvias y arroz está en riesgo.

 

Especialista señalan que el fenómeno La Niña (sequía) sigue presente, por ello el agua del mar está fría.

 

Además del cereal,  están en peligro otros cultivos debido a la escasez hídrica.

 

Me chocó el lacrimoso lamento de algunos responsables del crimen implícito en la siembra de arroz en segunda campaña en San Lorenzo (cuando la primera ya es una barbaridad), referida a las pérdidas que afrontarían los sufridos agricultores de cortárseles

 

 el riego con la consiguiente esfumación de la cosecha. ¿Por qué? Por el significado del conocido y certero aserto que dice:

 

Quien siembra vientos cosecha tempestades.

 

Las personas son responsables de sus actos y, en el caso presente, al haber optado por correr el riesgo confiando en que el Señor Cautivo traería agua en octubre, siendo una decisión respetable como todas las que no implican a terceras personas, ojalá sirva de lección para lograr un futuro mejor.