PIURA: ¿A PRUEBA DE BALAS?

 

(Piura, 12 0ctubre 2020)

 

Luis Gulman Checa

 

Ante las recientes informaciones dando cuenta que el mismo consorcio que suscribió el SEGUNDO contrato para la ejecución  del Proyecto Alto Piura (ya rescindido), Obrainsa Astaldi, habría pagado una coima de S/. 1’000,000.00 al actual presidente de la República cuando ejercía la presidencia regional de Moquegua; los piuranos, ufanos y orgullosos, deberíamos sacar pecho porque quienes dirigieron nuestra región las últimas décadas, hasta el momento, están limpios de polvo y paja, es decir, no tienen imputaciones como la comentada.

 

Digresión:

 

Yehude Simon, uno de los factótums de la “Mafiosa Concesión de Olmos”, trascurridos 15 años de los hechos,  purga  detención domiciliaria.

 

Nuestra situación es más relevante por cuanto el primer contrato para realizar la tarea se suscribió con una empresa contratista proveniente del país, supuestamente,  más corruptor del mundo: Brasil. Me refiero, como se recordará, a Camargo Correa, también señalada como corruptora en varias obras y regiones del Perú, pero, a Dios gracias, en Piura se habría portado como una mansa y blanca paloma, a pesar que tenía que saber que el contrato suscrito era de imposible ejecución por cuanto no estaban definidos los parámetros para ejecutar la obra  por la simple razón que no existía el respectivo e imprescindible ESTUDIO DEFINITIVO.

 

El hecho que, hasta ahora, esté a salvo la honorabilidad de quienes nos gobernaron, no es óbice para calificarlos de ignaros y/o incompetentes y/o  muy mal acompañados/aconsejados. ¿Por qué? Por cuanto, los dos contratos que suscribieron para ejecutar el proyecto Alto Piura eran inejecutables y significaron un enorme perjuicio: Se perdieron cientos de millones de soles y largos e irrecuperables años. Ello me trae a la mente una interrogante:

 

¿Por qué, si existían piuranos de bien y con gran

experiencia, como, por ejemplo, el Ing. Ramón Alcedo Ramírez, en vez de recurrir a ellos se apoyaron en foráneos sin ejecutorias conocidas?

 

Sin embargo, aún hay nubes oscuras y tenebrosas flotando en el espacio, siendo deseable se difuminaran lo antes posible para nuestra paz y sosiego. Me refiero a la auto anunciada asesoría de Remigio Morales para la suscripción del contrato con Camargo Correa; a la abrupta renuncia o cese del gerente general del GORE en tiempos de Javier Atkins y, también, al truculento lema de campaña de Reynaldo Hilbck al irrumpir como candidato a dirigir el GORE: “En la honestidad está el cambio”, tras haber sido uña y carne con el presidente en funciones.