D E S P E L O T E

 

(Piura, 16 noviembre 2020)

 

Luis Gulman Checa

 

El coloquial término del epígrafe cae como anillo al dedo para describir la situación imperante en nuestro maltratado, asolado y saqueado país, pues, habiéndose desatado el caos y el desorden; define perfectamente el estado de las cosas, el cual, para nuestra vergüenza, nos ha convertido en el hazmerreír del mundo entero.

 

Nuestro Estado se encuentra, no tan figurativamente, internado en la unidad de cuidados intensivos al haber recibido varias arteras  puñaladas propinadas por quienes, supuestamente, debían dedicarse en cuerpo y alma a protegerlo, es decir, quienes tienen en sus manos la tarea de gobernarlo.

 

Así, empezando por el antaño bien llamado “Primer Poder del Estado”, el Congreso, devenido en un antro albergando innumerables incalificables, los cuales, elevando nuestra vergüenza al infinito, llegaron ahí por nuestros votos; actuando de manera estúpida e irracional, echó al presidente de la República quien, como lo revela el DESPELOTE generado, no solo contaba con el  respaldo de la población sino que estaba ad portas de entregar el cargo a quien fuera elegido el próximo mes de abril.

 

¿Cómo calificar  que sujetos como Omar Chehade o Edgar Alarcón, para señalar solo dos de quienes “infectan” el Congreso, despidan al presidente por corrupto cuando ellos tienen mil veces más señalamientos para recibir el calificativo?

 

Triste y penoso para los peruanos de bien el que, habiendo estado privados del disfrute de los circos debido a la actual pandemia, tal espectáculo, derrochando incontables payasos, nos llegara tanto del citado Poder del Estado como de la proclividad de ¿respetables? ciudadanos quienes, demostrando carecer absolutamente de dignidad y amor propio, acudieron raudos al llamado del efímero y ridículo presidente, destacando entre ellos quien siempre me trajo a la mente la obra del genial Sofocleto, Luis Felipe Angell, “Los Cojudos”. ¿A quién me refiero? Al también efímero primer ministro, alguna vez al servicio del finado AGP, Antero Flores Aráoz.

 

Sin embargo, el directo responsable del desastre, es el ELECTORADO, al haber reconfirmado, con la elección del incalificable actual Congreso, que no es digno de mantener en sus manos la tarea de escoger nuestros gobernantes. Así, si las aguas se aquietaran y el espectáculo circense continuara hasta el mes de abril, ¿cuál sería el resultado con más de 20 candidatos a ocupar palacio de Gobierno y, también, de qué nivel/calidad serían los aupados al Congreso?

 

 

 

Entonces, vayamos meditando: estando probado hasta la saciedad que la “Eleccionitis” nos está sumergiendo cada vez más profundamente en el hoyo del atraso y la desesperanza, como, fatalmente, lo confirma la penosa situación que afrontan los últimos seis presidentes de la República más los cientos de alcaldes, presidentes regionales y gobernadores que se hayan no ubicuos, procesados o sentenciados; de concretarse el próximo proceso electoral, ¿qué sucedería?

 

Supongamos que acertáramos en la elección del Mandatario, ¿qué nivel alcanzaría el Congreso, cuya función es vital para la salud del Estado?

 

La solución perfecta para sacarnos del hoyo sería la aparición del  Arcángel Miguel, llamado el Ángel de la Muerte, blandiendo su espada segando las cabezas de todos los “Satanases” que nos mantienen asolados. Sin embargo, siendo sumamente improbable  que ello suceda, ¿qué espada y blandida por quién podrá salvarnos?