REFORMA POLICIAL: HUELE FEO

 

(Piura, 25 noviembre 2020)

 

Luis Gulman Checa

 

Ojalá me equivoque pero creo que la motivación de las recientes medidas adoptadas CONTRA la PNP están preñadas de populismo barato. Así, aprovechando el carga montón a raíz de los occisos producidos a consecuencia de la masiva y desbordada protesta ciudadana contra la ¿CONSTITUCIONAL? decisión del Congreso de vacar al presidente de la República; el flamante gobierno, sin duda poniendo por delante su propio interés (ganarse a la masa), siguiendo la pauta del “Atila” Velasco Alvarado cuando arruinó al país con la demagógica, falsa y populista consigna: “El patrón no comerá más de tu pobreza”, procediendo a destrozar el Aparato Productivo Nacional, empezando por el agrario;  transcurridas más de cuatro décadas, tengo la  sensación se estar presenciando el reestreno de una película.

 

El mensaje que se nos está lanzando es que el flamante presidente - ¿enviado expresamente por el Altísimo para sacar al Perú del espantoso caos que lo envuelve? - en un santiamén limpió el purulento y pestífero antro en el que había devenido la PNP decapitando la cúpula podrida que la venía dirigiendo enviando a su casa, ni más ni menos, DIECIOCHO generales en actividad.

 

Si se quisiera impartir justicia, debieran atacarse los órganos purulentos de arriba hacia abajo. Entonces, con la mano en el corazón, estimado lector, ¿acaso no está claro hasta para un ciego que debiera empezarse por el peor y más podrido de todos como es la presidencia de la República?

 

No conozco en absoluto a la persona que ha sido puesta al frente de la PNP. Sin embargo, como peruano de bien, me sentiría feliz y orgulloso si, al tomar conocimiento de su designación sobre los cadáveres de sus superiores y compañeros de armas, hubiera imitado a la elocuente Lourdes Flores cuando postuló a dirigir la MML  frente a Susana Villarán:

 

Podían meterse el cargo al poto.

 

Sin embargo, si el designado aún no hubiera tomado ese camino ni pensara hacerlo en el futuro inmediato, ruego a Dios inspirar a la gran mayoría de oficiales y clases de institución tan importante para que la vida ciudadana se desarrolle dignamente y en paz, para que, en defensa de la honorabilidad de la institución (unos cuantos sinvergüenzas no pueden manchar su esencia), así como el gobierno echó a sus generales, pusieran sus cargos a disposición esperando  en sus dependencias que el bendito y flamante régimen  designe, imitando al “Atila”, a quienes los reemplazarán en sus funciones.

 

Recordando mi infancia, me pregunto:

 

¿Cómo hubiera reaccionado el cabo Nonone?