IDEARIOS, PLANES Y OFERTAS EN CAMPAÑA
(Piura, 05 noviembre 2020)
Luis Gulman Checa
En los próximos días los peruanos empezaremos a
ser atiborrados/bombardeados por las miles de personas esperanzadas en
participar en las elecciones del próximo mes de abril, con el obvio
propósito de encandilarnos para lograr
nuestros votos. Sin embargo, la triste experiencia nos ha demostrado hasta la
saciedad que a tales pronunciamientos les viene como anillo al dedo el conocido
aserto: LAS PALABRAS SE LAS LLEVA EL VIENTO.
Rememoraré dos emblemáticos, en orden
cronológico, para demostrar la veracidad
de lo afirmado:
Primero:
Alberto Fujimori en su campaña auroral frente a
Mario Vargas Llosa, prometiendo que no aplicaría un ajuste económico como el
que, honrada, leal e inocentemente (para nuestros cánones), anunciaba su
oponente.
¿Qué hizo tan luego fue elegido? Aplicó
tan brutal ajuste (*) (incremento de precios) que dejó al
proyectado por el novelista como niño de pecho.
Segundo:
Alan García en campaña para su segunda
elección: mitin en la ciudad de Piura con estrado en la esquina de la avenida
Grau y calle Arequipa, donde lo vi y oí con mis propios ojos y oídos,
anunciando que el Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos tendría que
pasar sobre su cadáver al ser entreguista. Asimismo, juró por todos los santos
que desde su primer día de gobierno aboliría los llamados “Services o
Intermediación Laboral, por cuanto hacían recordar la época de las galeras o la
más moderna esclavitud.
¿Qué hizo al ser elegido? Suscribió y/o impulsó
con todo empeño el citado TLC y los
Services no solo siguieron gozando de buena salud sino se multiplicaron hasta
el infinito.
Ambos recordatorios no buscan zaherir sino,
simple y llanamente, los traje a colación como demostración palpable que las
promesas y ofrecimientos no tienen ningún valor per se. Así, los electores, tendríamos, figurativamente, que
consultar a nuestros brujos de las Huaringas para que nos ilustren respecto a
lo que anida en mentes y corazones de los postulantes. Sin embargo, siendo ello
materialmente imposible, cada uno deberá
escudriñarlos, atenta y minuciosamente, para determinar quién alberga a un
auténtico mal nacido guiado por protervas intenciones y quién es una persona de
bien.
(*) Ajuste que sacó al Perú
del hoyo.