COMO PERROS Y GATOS
(Piura, 24 febrero del 2017)
Luis Gulman Checa
Lamentable y desmoralizante la información
aparecida en la edición de “El Tiempo” de la víspera:
Miranda desaíra a
Hilbck
El gobernador debió llevarse su maquinaria luego que el
alcalde de Piura limpiara el Mercado Modelo.
Se refiere a la basura/suciedad/porquería
que, estando repartida por toda la ciudad, es mayor y más chocante en el centro
de abastos, por lo que el gobernador había amenazado al alcalde, por
incapaz para cumplir sus deberes, que él mismo (ojo que los equipos son de
todos nosotros) se encargaría de hacerlo utilizando su propia maquinaria.
Reflexionemos:
Siendo el estado de
nuestra ciudad calamitoso, se mire por donde fuere - pistas
intransitables, tránsito caótico, 41,356 motocicletas (ilegales/delincuenciales)
prestando servicio de transporte público, 38,437 vehículos de toda clase
circulando, día y noche, carentes de luces, 12,535 vehículos atronando el
ambiente con escape libre y, para no
hacerla tan larga, 38,278 descerebrados mentales haciendo sonar las bocinas por
puro gusto - ¿no es acaso desolador/deprimente que las principales autoridades
quienes, para colmo, postularon a sus cargos asidos de la mano y/o “comiendo del mismo plato” integrando un “Movimiento
Regional” cuya denominación hasta ellos mismos deben haber olvidado, en vez de
trabajar unidos codo a codo públicamente estén “sacándose los ojos”?
Tan lamentable situación para Piura y los
piuranos no hace más que ratificar la reiterativa monserga del suscrito:
Mientras las
autoridades continúen siendo elegidas en vez de designadas, la calidad de vida
de nuestras ciudades seguirá yéndose al hoyo.
Haré un último esfuerzo tratando de hacer
entender a nuestros servidores públicos, electos o designados, la
fórmula, simple y elemental, para que el éxito los acompañe en el desempeño del
cargo que buscaron con uñas y dientes:
TRABAJEN COMO INTEGRANTES DE UN
EQUIPO.
Graficaré el consejo con una comparación que,
hasta el ser menos dotado, entenderá perfectamente:
Años o décadas atrás,
Tulio “Pucho” Vignolo y el suscrito nos desempeñábamos como defensas centrales
del Sport Liberal, ergo, integrábamos un equipo con un objetivo único y común:
ganar los partidos anotando la mayor cantidad de goles que fuera posible. ¿Acaso
Pucho y el suscrito nos “sacábamos los ojos” en el área cual perro y gato - como el gobernador y el alcalde - o, por lo
contrario, nos apoyábamos, cuidábamos, si uno salía el otro quedaba y, también,
estábamos permanentemente atentos a cubrir cualquier error o descuido del otro?
Lamentablemente, está más claro que el agua
el siguiente hecho:
¡Nuestras autoridades jamás pisaron una cancha de
fútbol!