¿Y LOS “PERICOTITOS”?
(Piura, 20 febrero del 2017)
Luis Gulman Checa
Cuando los medios nos atiborran con informaciones
respecto a las grandes ratas quienes, burlando y
traicionando a los peruanos, utilizaron
la confianza que les dimos para estafarnos; olvidamos a la miríada de pericotes
- en tanto y cuanto lo hacen de a poquitos - que nos
roban cada día.
Basta leer cotidianamente los medios para
confirmar lo aseverado líneas arriba, pues no hay día que no aparezcan informaciones
dando cuenta de latrocinios, de toda índole y magnitud, perpetrados en el amplio ámbito público.
Este inaceptable/injustificable/increíble
hecho, dando la impresión que no nos preocupa ni interesa el ser robados permanentemente, se debe,
principalmente, a que hay una entidad que no sirve para nada: la Contraloría
General de la República, a la que no solo le cae como anillo al dedo el
conocido aserto “Se le escapan las tortugas”, sino que, cuando actúa, toma el rábano por los hojas.
Relataré una experiencia, demostrativa de lo
afirmado, que pinta de cuerpo entero a
tal inútil e incompetente entidad:
Cuando asumí la
dirección ejecutiva del PECHP, en 1986, el proyecto había perdido el juicio
incoado por un agricultor del Bajo Piura al considerarse afectado por cuanto
las obras le impidieron sembrar su fundo, habiendo dispuesto el Poder Judicial,
en última instancia, el pago de una compensación millonaria, lo que me fue
comunicado por el jefe de asesoría legal del proyecto, tal y como si me
estuviera dando el pésame, es decir, había que pagar, sí o sí, al demandante.
Tan luego se retiró
de la oficina salí de inmediato a consultar al Dr. Antonio Valle quien, al
instante, me remitió al Dr. Cristóbal Montoya, quien, tres semanas después, se apersonó a mi oficina llevándome la
Resolución que anulaba el fallo que
obligaba a pagar tamaña suma al PECHP tras una simple CONTIENDA DE COMPETENCIA,
pues el agricultor cometió el error de demandar al proyecto en el fuero civil
cuando la competencia era del fuero agrario. El recibo de honorarios del Dr.
Montoya ascendió a S/. 800.00.
Cuando cesé en el cargo y mi sucesor - cuyo
nombre me abstendré de señalar por higiene mental - recurrió a Contraloría para
que auditara mi gestión, ¿cuál cree
usted, estimado lector, fue uno de los hallazgos de tan esperpéntica entidad?
Haber dispuesto el
pago de S/. 800.00 a un consultor externo cuando la entidad contaba con sus
propios abogados.
Obviamente, ello me pasó por apellidar Gulman
Checa y no, por ejemplo, Toledo Manrique, en cuyo caso hubiera actuado de la
siguiente manera:
Llamar al demandante,
ponerme de acuerdo en el porcentaje que me daría para emporcar mis bolsillos, y
abocarme a conseguir los recursos para cumplir con la orden judicial.
Al grano:
Señores de la CGR,
les paso un dato como tantos otros que formalicé y ustedes no tomaron en
cuenta: dense una vuelta por el que antaño fuera el
paradisiaco balneario de “La Esmeralda”,
sito en el distrito de Pueblo Nuevo, provincia de Paita, donde, m/m tres años atrás, el alcalde distrital - actual e increíblemente
alcalde provincial de Paita - inició una obra de saneamiento imposible de ejecutar, como está demostrado al
haber tirado (literalmente al desagüe) un monto de dinero, que ustedes debieran determinar, sin existir obra alguna.
¡NO SEAN ZÁNGANOS, TRABAJEN Y DENUNCIEN A LOS RATEROS!