LLUVIAS: NI FRÍO NI CALIENTE
(Piura, 15 febrero del 2017)
Luis Gulman Checa
El sesgo de las informaciones sobre los
períodos lluviosos - que debieran ser motivo de alegría y
satisfacción, habida cuenta el fabuloso potencial agrícola y ganadero de Piura
- es contradictorio, por cuanto,
generalmente, se limita a señalar el
listado de “daños” causados por las lluvias.
¿Qué
queremos/deseamos/anhelamos los piuranos realmente, respecto al comportamiento
del clima?
Por lo señalado al inicio, daría la impresión
que lo ideal sería que no lloviera nunca para evitarnos la serie de calamidades
originadas por lluvias tan destructoras:
·
Calles
y avenidas intransitables por la aparición de “cráteres”:
·
Barrios
enteros de viviendas, abruptamente, asentados en una inmensa laguna:
·
Poblaciones
“aisladas” quedando imposibilitadas de movilizarse por cuanto, una simple riada, impide el paso de vehículos durante un corto
período de tiempo por algún badén; (*)
·
Cientos
de CC EE, a lo largo y ancho del departamento, inutilizados y/o deteriorados a
consecuencia de las malditas lluvias;
·
Cuantiosos
daños a los agricultores “orilleros” quienes aprovechan la humedad residual en
los cauces a medida que el caudal de los ríos va disminuyendo plantando
cultivos de pan llevar de corto período vegetativo. Estos sufridos, desamparados y modestos
hombres del campo, también son perjudicados por las malhadadas lluvias
las que, sin consideración alguna, cargan los cauces destruyendo los cultivos.
(*) Por supuesto, cuando algún sujeto con menos
cerebro que un simio se lanza a cruzarla conduciendo un vehículo terminando tal estupidez con varios occisos;
el éxtasis de los medios anunciando semejante tragedia ocasionada por
las lluvias, debe ser similar, imagino, al que tiene que haber embargado al
feliz mortal que había pasado, m/m medio siglo atrás, una noche en brazos de
Sophia Loren.
Lo expresado líneas arriba es una sátira, por
cuanto, todas las calamidades achacadas a las lluvias y reiteradas por los medios, son una perfecta
estupidez/ridiculez (suponiendo que pudiera hablarse de perfección tratándose
de semejantes lacras) por cuanto el único elemento torpe, negativo y destructor es el hombre,
porque todas los males referidas ut
supra, son consecuencia de su propia incapacidad y/o estupidez.
Para peor, también, hay uso y abuso de amarillismo,
por ejemplo, cuando aparecen titulares m/m como el siguiente:
Se desplomaron xx
casas tras aguacero en Paita.
Si la información debe ser veraz e idónea,
pregunto a usted, estimado lector:
¿Ha visto alguna
edificación que merezca el calificativo de casa, desplomarse a raíz de las lluvias caídas
hasta ahora?
¡Cuidado! No nos equivoquemos ni hagamos
demagogia barata esgrimiendo argumentos como el siguiente:
Para estos
modestísimos pobladores, aunque vivan en un cucurucho construido con cañas,
esteras y cartón, la pérdida de su “casa” es tan grave como lo sería para la
reina Isabel si el castillo de Windsor se destruyera.
Personalmente, habiendo estado convencido que
este 2017 sería un año reseco, agradezco a Dios por las precipitaciones por
cuanto, de primera intención, no solo miles de campesinos han sembrado sus
parcelas de secano lo que les ilumina el horizonte económico, sino también
desapareció el peligro de la parálisis de los grandes emprendimientos agrícolas
que demandan mucha mano de obra. Así
pues, aquellos cuyo bienestar peligraba de haberse concretado la sequía, ahora
están felices y contentos.