INCALIFICABLE ABUSO
(Piura, 11 febrero
del 2017)
Luis Gulman Checa
Cuando paso frente a un casino sito en
nuestra cálida ciudad de Piura y veo a los porteros/guachimanes vestidos con
terno de color negro, me es inevitable pensar que hay exceso de estupidez en
demasiadas mentes, pues no otro calificativo merece quien obliga a tales
trabajadores a padecer el calor - que de por sí es brutal - potenciado por la
vestimenta de marras.
Pensar que, existiendo colectivos de personas
abocadas a defender los “derechos” de los animales, ¿cómo es posible que nadie alce su voz
protestando por este real ultraje a estos trabajadores,
tratados, tan igual, por ejemplo, como imagino habrán sido tratados los
esclavos hasta el siglo antepasado?
Como quien critica
sin plantear alternativas de solución deviene en cuasi chiflado, consigno un
consejo para los responsables de los casinos:
Dispongan que los
porteros/guachimanes vistan de blanco impoluto - calzoncillo, bivirí, medias,
zapatos, pantalón y preciosa y bordada guayabera - siendo todas las prendas (a
excepción de los zapatos) 100 % de algodón.
Sugiero que quien leyera el presente y
tuviera relación con el responsable de alguno de tales antros, se lo haga llegar buscando coadyuvar a eliminar el tormento que,
hasta ahora, vienen padeciendo tales servidores.
Aprovechando que el tema de los casinos está
en el tapete, me viene a la mente que los mismos vieron la “luz verde” (similar a la
que cierto idiota dijo haber recibido de Nadine) cuando gobernaba Alberto
Fujimori.
Si continuamos razonando y consideramos la
desgraciada y fatal circunstancia que
viene atravesando nuestro país a raíz de las revelaciones de Odebrecht sobre
Alejandro Toledo comparándola con la
citada “luz verde”, el más elemental de los sentidos nos obligaría a
formularnos la siguiente pregunta:
¿Quién pagó y cuál
fue el monto recibido por el “hijo de puta” que, durante el fuji - montesinismo, abrió la puerta para infectar
el país con el germen de la ludopatía?