¡SÍ, SOMOS MENOS!
(Piura, 13 febrero del 2017)
Luis Gulman Checa
El título es la respuesta a la pregunta con
la que cerró su artículo publicado en la
edición de “El Tiempo” del pasado sábado el Ing. Luis Zegarra, y que hallará,
estimado lector, adjunto al presente:
¿Somos acaso menos
que los limeños o los arequipeños?
Obviando el manido e irreal precepto de que
todas las personas somos iguales, es innegable que los piuranos nos esforzamos
al máximo por hacerle honor a la caricatura representándonos orondos y ociosos
rascándonos la panza, cómoda y frescamente, recostados a la sombra de un
frondoso algarrobo.
Olvidemos a los arequipeños que, con
justicia, merecen ser calificados como provenientes de otro planeta y
comparémonos con nuestros vecinos lambayecanos, quienes, hay que reconocerlo,
últimamente bajaron los brazos permitiendo que un sátrapa destrozara la
ciudad de Chiclayo. Sin embargo:
¿Cuántos envidiables
museos existen en la ciudad de Lambayeque los que, además, forman parte de los destinos turísticos del
Perú difundidos en el mundo entero?
Mientras tanto nosotros, los omisos,
descuidados e incalificables piuranos (obviamente con nuestras autoridades a la
cabeza), muy a nuestro estilo, nos damos el “lujo” de ignorar,
olvidar y menospreciar Aypate, sacado a la luz más de 30 años atrás.
¿A quién, si no es a
nuestra propia desidia e incuria,
podríamos achacarle la culpa que semejante maravilla no esté generando,
desde tiempo atrás, cuantiosos ingresos
a la región por los turistas que debiéramos estar recibiendo del mundo entero?
Los museos lambayecanos no existen por obra y
gracia del Espíritu Santo o de la Virgen de la Asunción, sino, porque
lambayecanos decididos y preocupados por el desarrollo y bienestar de los suyos,
LLEVARON A CABO LAS GESTIONES NECESARIAS E
IMPRESCINDIBLES para lograr su concreción.
Sin embargo, en Piura, la única “obra”
que existe para nuestras autoridades es la que conlleva fierro y
cemento, sin duda porque las consideran muy lucrativas.
¿Otra demostración de la veracidad de lo
afirmado en el epígrafe? Sigamos con nuestros vecinos lambayecanos:
¡Qué vergüenza! ¡Qué
ignominia! Habiendo estado los piuranos listos y habilitados para iniciar el
trasvase de las aguas de nuestro río Huancabamba al valle del Alto Piura desde
1996, ahora, habiendo echado por el desagüe varios cientos de millones de
soles, nuestro empeño está “en pañales”, mientras desde años atrás las pampas de
Olmos florecen gracias al agua que nos birlaron por nuestra absoluta
incapacidad.
¿Qué deberá pasar para que dejemos de ser menos?