PIURA: ¿TIERRA PRÓDIGA EN MÁRTIRES?
(Piura, 02 febrero del 2017)
Luis Gulman Checa
Supongamos, estimado lector, que usted, siendo una persona normal y honorable,
fuera designado sea por el Arcángel Gabriel, el Espíritu Santo o el terrenal
PPK, alcalde provincial de Piura a partir de hoy, ¿aceptaría el encargo?
Estimo que el 99.9 % de las personas a
quienes va dirigida la pregunta responderían de ninguna manera. Ello
sería perfectamente natural por cuanto solo un loco de atar o alguien con real vocación de mártir,
cual redivivo José Olaya, el insigne y recordado chorrillano; aceptaría la
responsabilidad de gobernar una ciudad - en las condiciones actuales -
absolutamente inviable.
Sin embargo, también cabría la posibilidad
que el escogido, antes de responder, formulara la siguiente pregunta:
¿Mi designación trae
aparejada la capacidad/autoridad para hacer y deshacer en la entidad, al
extremo que, por ejemplo, podría echar al 100% del personal sin consecuencia
alguna?
Si la respuesta fuera positiva, el escogido
debería, decir lo siguiente:
Respondo en un plazo
de 48 horas, tiempo mínimo requerido para armar el equipo indispensable para
irrumpir en la municipalidad para convertirla en una entidad auténtica, es
decir, dedicada únicamente a servir a la comunidad.
¿Por qué el título del presente? Por cuanto,
leyendo las terroríficas informaciones referidas tanto a la brutal corrupción
municipal como a los estragos producidos en la ciudad de Piura luego de unas lluviecitas
de dos por medio - comparadas con las
soportadas 34 años atrás que
debieron servir para adecuar la ciudad
y también para no cometer los mismo
errores de nula planificación en el
futuro -, es increíble la enorme cantidad de mártires no solo
dispuestos sino ansiosos por suceder al actual alcalde, incluido,
inexplicablemente, él mismo.
Está más claro que el agua que cae del cielo
que las instituciones piuranas, mayoritariamente, están tanto podridas/corrompidas
hasta el tuétano como a cargo de ignorantes/incompetentes absolutos, por cuanto no hay otra justificación para explicar los daños causados por tan minúsculas
lluvias, ratificando la grave situación
que afrontamos por propia incapacidad
y/o corrupción.
La pregunta que cae por su propio peso es la
siguiente:
¿Tendrán real vocación
de mártires o acunan otros apetitos?