NOS JODIMOS: PPK “MANCÓ”
(Piura, 07 febrero del 2017)
Luis Gulman Checa
¡Qué esperanzadora señal para el país hubiera
sido que PPK mandara a rodar la construcción del aeropuerto en Chinchero,
Cusco, a través de una podrida APP!
Sin embargo, qué pena, qué desilusión, qué
extraordinaria oportunidad para inyectarnos una buena dosis de confianza en
nuestros gobernantes no solo se fue por el desagüe sino que, peor aún, abrió la puerta para hacernos pensar que, él y sus antecesores, son harina del mismo costal.
Desde tiempo atrás la citada APP emanaba
olores más putrefactos que un burro muerto, pero, luego de leer
la última edición del semanario “HILDEBRANDT
en sus trece”, del pasado viernes
03; la pormenorizada información revelada reconfirmó que PPK cometió un error
fatal e irreparable que generará gravísimos problemas para la denominada gobernabilidad,
es decir, le ha dado munición a sus opositores para que lo ametrallen con toda razón.
La ilusión que
albergábamos de que la decencia, pulcritud y honradez se había instalado en la
presidencia de la República, se evaporó a los pocos meses de empezar el
gobierno.
Para peor, este aberrante contrato está
demostrando que la corrupción no es él único mal que tiene infectado al país al
confirmar que el embrutecimiento - evidentemente el afán por hacer negocios
a costa del estado llega a embrutecer a corruptores y corruptos
- también ha extendido sus raíces, pues no solo se manifestó en la actitud de
Alejandro Toledo cuando hizo ostentación de dinero cuyo origen era
injustificable, sino también se ha repetido con este esperpéntico y lesivo
contrato para el país. ¿Por qué?
Por cuanto, doña
Ximena Zavala, hermana mayor de nuestro primer ministro ostenta el cargo de
gerenta de “Relaciones Institucionales” del consorcio mafiosa y/o mañosamente
favorecido.
Sería ocioso mencionar a otros conocidos
personajes que se ganan la vida haciendo “gestiones” en las instancias
estatales buscando influir tanto en el dictado de normas como en la toma de
decisiones en beneficio directo de sus empleadores de turno, zurrándose en el bien público o los intereses del Estado.
Y Ahora:
¿Quién podrá
salvarnos?