¿SOLO LA CABEZA ESTÁ PODRIDA?

(Piura, 10 febrero del 2017)

Luis Gulman Checa

Llama la atención cómo, habiendo transcurrido tantos días desde que se hizo público el pago de una coima a Alejandro Toledo por parte de Odebrecht para ser  favorecida con la buena pro de una obra; no se ha reparado  respecto a que el presidente de la República, por importante que sea, no tiene nada que ver  en los procesos de licitaciones públicas ni la gestión de los contratos emanados de las mismas, es decir, otorgamiento de buena pro, aprobaciones de adicionales, determinación de nuevos precios unitarios, ampliaciones de plazo y otros detalles similares  vulnerados por funcionarios corruptos,  coludidos con el contratista, para enriquecerse a costas del Estado.

En consecuencia, es obvio que el citado pago, si bien debe haber sido el primero,  no fue el único, por cuanto la bolsa de la contratista, necesariamente,  continuó derramando dinero sucio a lo largo de la  cadena de funcionarios directamente responsables del proceso de marras.

Entonces, si bien es verdad que Alejandro Toledo es indefendible por  la serie de lacras que lo aquejan y salieron a la luz desde que gobernó -   aprovechándose  quienes se le pegaron como lapas  logrando prebendas -; lo que debiera aterrarnos es la comprobación de que la pudrición en el aparato público es generalizada. Ello es fatal al imposibilitar  el desarrollo y progreso del país por cuanto los responsables de llevarnos adelante,  priorizan llenar sus sucios bolsillos no importándoles ni un comino que el Perú se hunda cada vez más.

Tampoco pasemos por alto el eufemismo implícito en achacar a las empresas contratistas el pago de sobornos, por cuanto los mismos, al igual que las correas que salen del cuero, los pagamos todos y cada uno de los peruanos ya que, finalmente, todo ese dinero y mucho más embolsicado por el contratista, es extraído del Tesoro Público, es decir, de nuestros bolsillos.

Imaginemos que un sujeto aborda a quien dirige un ente público a  cargo de ejecutar alguna obra  pequeña, mediana, grande o enorme - funciona igual en cualquier caso -, expresándole  lo siguiente:

“Le comunico que he pagado un soborno de xxx soles o dólares al (presidente de la República, Gobernador, Alcalde)  para que la obra tal sea adjudicada a mi representada”.

¿Cuál de las supuestas siguientes actitudes sería la suya, estimado lector:

·         Cuadrársele, felicitarlo y   ponerse a sus órdenes.

·         Le echaría una mirara  tipo “criollo, sapo y avispado” y le diría: “ta bien pues pata, pero no has arreglado conmigo, cáete con alguito”.

·         Reaccionaría cual resorte echándolo a patadas de la oficina.

Fatalmente, lo concreto, real e innegable es que todos funcionarios que rapiñan del erario merecen un calificativo claro y definitivo.

¡SON AUTÉNTICOS HIJOS DE PUTA! (*)


(*) En el contexto del  choque Vargas Llosa vs. De soto