MORALIZADORES DE DOS POR MEDIO

(Piura, 05 mayo 2017)

Luis Gulman Checa

Estando en la palestra el crucial asunto de sacar a la luz, denunciar, juzgar y condenar aplicándole todo el peso de la ley al asesino y criminal “Capitán Carlos”, “El Comercio”, edición del pasado miércoles  03, publicó una caricatura que, por sí sola, dejó como lo que son, auténticos pobres diablos, falaces y convenidos,  a todos quienes se han lanzado con uñas y dientes  sobre Ollanta y Nadine con el obvio y claro propósito de desviar la atención pública de los grandes rateros (en todo el sentido del término grande) que todavía nos quieren hacer creer que navegaron bajo la bandera de la honradez, a pesar que aparecieron  en la función pública como pobres de solemnidad y ahora lucen ostentosamente riquezas inconmensurables.

En la caricatura señalada, ¿qué pregunta un personaje a su vecino?

¿DURANTE QUÉ PERÍODO ACTUÓ EL “CAPITÁN CARLOS? ¿EN EL DEL “PRESIDENTE EL FRONTÓN” O EN EL DEL “PRESIDENTE BARRIOS ALTOS”?

Tan simple dibujo y diálogo hacen honor al aserto que dice m/m Una figura equivale a mil palabras, aunque, en el presente caso, es mucho más que ello al lanzarnos un mensaje demoledor pintando a la clase política - y sus compañeros de ruta “opinólogos” y “periodistas a la medida” - como asquerosa, indigna y sin vergüenza, dispuesta a mentir a diestra y siniestra defendiendo sus propios y espurios apetitos/intereses importándoles menos que un comino el bienestar e interés de la ciudadanía, lo que implicaría, si algo les importara, desenmascarar, denunciar, juzgar y condenar a los corruptos.

Ejemplo real y tangible de lo expresado lo leímos en la edición de “El Tiempo” del pasado martes 02, donde, encabezada por imponente y magna fotografía cual tribuno romano, Jorge Del Castillo pontificó:

Del Castillo pide que se inhabilite a Humala por incapacidad moral.

El partido aprista insiste en acusar al expresidente. Antes fue Mauricio Mulder

¿Qué me suscita semejante información? Dos pensamientos:

·         ¡Qué tal concha! y

·         José Carlos, ¡qué lástima que ya no estés entre nosotros!