¿TOMANDO EL RÁBANO POR LAS HOJAS?

(Piura, 22 julio 2017)

Luis Gulman Checa

El ministro del Interior, Carlos Basombrío, rebosando candor por todos sus poros, sentenció inapelablemente:

“Lo que nosotros queremos es que se vaya Odebrecht, una empresa corrupta, y traer capitales sanos al país”

Habría que recordarle al inocente ministro  que, para la concreción de un acto de corrupción, necesariamente se requieren dos participantes/concurrentes, habiendo sido Odebrecht, en el presente caso,  uno de ellos. ¿Y el otro?

Para que quede claro, es lo mismo que sucede con el agua: para materializarse, obligadamente deben combinarse el hidrógeno y el oxígeno.

De otro lado, siendo realistas, debiéramos plantearnos la siguiente reflexión:

¿Es aceptable tamaña ingenuidad de creer  que existen capitales “sanos” en el mundo?

Obviamente me refiero a capitales/recursos empresariales que obligadamente deben manejarse buscando rendir las mayores utilidades/beneficios a los accionistas o propietarios de la empresa, razón por la que, si les fuera posible legalmente chuparles la sangre  a sus clientes, con gusto lo harían.

De otro lado, podríamos estar de acuerdo con el ministro si, conjuntamente con Odebrecht (no olvidemos a todas las demás, entre ellas Camargo Correa la del Alto Piura), también exigiera la desaparición de sus contrapartes peruanos, nuestros propios corruptos  - de capitán a paje - en los tantos actos de corrupción, por cuanto si así no se hiciera, el país no obtendría ningún beneficio echando a Odebrecht (y las demás) ya que solo  estaría cambiando mocos por babas, es decir, a un corruptor por otro.

Sin querer pecar de cínico pero ante la casi probada imposibilidad de eliminar nuestros propios corruptos, muchos de los cuales van y vienen riéndose de nosotros, quizá debiéramos dejar que las empresas brasileñas continúen operando en el país en atención al profundo y conocido aserto que dice:


“Más vale malo conocido que bueno por conocer”