BENDITOS Y AÑORADOS GAMONALES

(Piura, 11 noviembre 2017)

Luis Gulman Checa

En estos días tuve el gusto de recibir la visita de amigos de la Comunidad Apóstol Juan Bautista de Locuto, Tambogrande, sosteniendo largas  conversaciones que me  abrieron los ojos  respecto a lo oscuro que se presenta el futuro para nuestros hermanos del campo.

Sabe usted, estimado lector, ¿cuál es el precio de un quintal de algarroba el día de hoy? Tras mucho rogar y buscar lo consigue a S/ 150.00, cuando, en la época de los gamonales - antes que Juan Velasco, el “Atila” de Piura, asolara nuestro territorio - no pasaba de S/. 5.00.

Como son menores que el suscrito, les pregunté si alguna vez habían oído a sus mayores comentar sobre cuantas decenas o cientos de miles de quintales de algarroba cosechaba y guardaba, anualmente, Carlos Scheffer, el “gamonal” de  la zona en aquel entonces,  propietario de las tierras que actualmente conforman su Comunidad.          

Por supuesto que lo sabían:

¡Había cualquier cantidad de “algarroberas” en todos los caseríos de la hacienda que se  llenaban a rebosar!

No solo eso, pues uno me contó que su padre era el encargado de manejar el hato cabrío de Carlos. ¿Sabe m/m cuántas cabezas lo integraban?

Entre 5 y 6 mil cabras que eran ordeñadas por lo que había gran producción de queso, además de la leche vendida directamente.

¿Por qué me expreso en pasado cuando la situación, aunque los “gamonales” desaparecieron por decisión del “Atila” señalado, debería seguir tal cual?

Por cuanto la cuantiosa riqueza que antaño prodigaban nuestros campos se fundaba, única y exclusivamente, en los frondosos y tupidos algarrobales, los cuales, como consecuencia del paso del “Atila”, lenta y firmemente pero sin pausa,  fueron depredados llegando al extremo de la cuasi  extinción. Ergo, desaparecidos los árboles, también se extinguió el puño y las vainas de algarroba y, en consecuencia, cabras, vacunos y equinos, que antaño pastaban orondos y magníficos, desaparecieron de los devastados campos.

¡Ojo! ¡No se equivoque! No era el “gamonal” el único criador de caprinos, pues todas y cada una de las casas de los vivientes, contaba con su propio hato que proporcionaba ingresos para la subsistencia de la familia, lo que llevaba a doblar o triplicar las cabezas pastando en las actuales tierras comunales.

Los mayores, hagamos memoria  respecto a lo aprendido desde los primeros años escolares sobre las riquezas de Piura:

Petróleo, algodón y ganado caprino.

La situación actual confirma el aserto que dice El mundo da vueltas, por cuanto ahora, como cuasi desaparecieron nuestras riquezas de antaño,  la remembranza parece un cuento de hadas.

Conclusión:


Con la difuminación de los “gamonales” también se esfumaron dos de nuestras grandes riquezas.